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jueves, 23 de febrero de 2012

Trastornos de conducta



"¿Cómo se manifiestan?" Los trastornos de conducta en los jóvenes constituyen un grupo complicado de problemas emocionales y del comportamiento. Los niños y adolescentes que sufren estos trastornos tienen mucha dificultad en seguir las reglas y en comportarse de manera socialmente aceptable.


Otros niños, adultos e instituciones sociales los consideran "malos" o delincuentes en lugar de considerarlos con un problema de salud mental.

Los niños y adolescentes con trastornos de conducta pueden manifestar algunos de los siguientes problemas del comportamiento:

Agresión hacia las personas y los animales:
• acosa, intimida o amenaza a los demás,
• a menudo inicia peleas físicas,
• ha usado un arma que puede causar daño físico serio a otros (por ejemplo: palos, ladrillos, botellas rotas, cuchillos o revólveres),
• es físicamente cruel con las personas o animales,
• roba a sus víctimas mientras las confronta (asalto),
• obliga a otro a llevar a cabo una actividad sexual.


Destrucción de la propiedad:
• deliberadamente prende fuegos con la intención de causar daño,
• deliberadamente destruye la propiedad de otros.


Engaños, mentiras o robos:
• fuerza la entrada en el edificio, casa o automóvil de otros,
• miente para que le den las cosas, para obtener favores o para evitar las obligaciones,
• roba artículos sin confrontar a la víctima (por ejemplo, roba en las tiendas, pero sin forzar su entrada para robar).


Violación seria a las reglas:
• se queda la noche fuera de la casa aún pese a la objeción de sus padres,
• se escapa de la casa,
• deja de asistir a la escuela cuando le parece.


Los niños que muestran estos comportamientos deben recibir una evaluación por parte de un profesional de la salud mental. Muchos niños que exhiben problemas de conducta pueden tener otros trastornos tales como trastornos de estado de ánimo, ansiedad, estrés postraumático, abuso de substancias, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), problemas con el aprendizaje, los cuales también pueden ser tratados.

"¿Cómo se tratan los trastornos de conducta?"

Las investigaciones demuestran que los jóvenes con trastornos de conducta tendrán problemas si ellos y sus familias no reciben tratamiento a tiempo. Sin el tratamiento, muchos de estos jóvenes con trastornos de conducta no lograrán adaptarse a las demandas que conlleva el ser adulto y continuarán teniendo problemas en sus relaciones sociales y manteniendo un empleo. A menudo contravienen la ley o se comportan de manera antisocial.

Muchos factores pueden contribuir al desarrollo de los trastornos de conducta en el niño, incluyendo lesiones en el cerebro, el haber sufrido abuso, vulnerabilidad genética, el fracaso escolar y las experiencias traumáticas de la vida.

El tratamiento de los niños con trastornos de conducta puede ser complejo y retador. El tratamiento se puede proveer en una variedad de escenarios dependiendo de la severidad de los comportamientos.

Además del reto que ofrece el tratamiento, se encuentran la falta de cooperación del niño y el miedo y la falta de confianza de los adultos. Para poder diseñar un plan integral de tratamiento, el psiquiatra de niños y adolescentes puede utilizar la información del niño, la familia, los maestros y de otros especialistas médicos para entender sus causas.

La terapia de comportamiento y la psicoterapia generalmente son necesarias para ayudar al niño a expresar y controlar su ira de manera apropiada. La educación especial puede ser necesaria para los jóvenes con problemas de aprendizaje. Los padres frecuentemente necesitan asistencia de los expertos para diseñar y llevar a cabo programas educativos en casa y en la escuela. El tratamiento puede también incluir medicamentos para algunos jóvenes, como aquéllos que tienen dificultad prestando atención, problemas con los impulsos o aquéllos que sufren de una depresión.

El tratamiento raras veces es corto ya que toma mucho tiempo establecer nuevas actitudes y patrones de comportamiento. Sin embargo, el tratamiento a tiempo ofrece una oportunidad para considerable mejoría en el presente y una esperanza de éxito en el futuro.

Tomado de: http://www.baobabparents.com/padres/articulo

Mantener la autoridad como padres



"El cambio de autoridad de padres a hijos: El Síndrome del Emperador o El Pequeño Dictador"

Uno de los papeles de los padres es ayudar a su hijo a crecer, no solo alimentándolo y cuidando su salud física, sino ayudándolo a aprender y a entender las normas sociales necesarias para interaccionar y adecuarse al colegio o con sus amigos. Para ello los padres deben asumir un rango de autoridad frente a sus hijos y obtener su respeto. De lo contrario, si asumen un papel de amigos o iguales, el niño deja de aprender un amplio número de normas sociales que le permitirán convivir con el resto de la sociedad.


Muchos padres, inseguros, y temerosos de ser demasiado rígidos con sus hijos mayores, adoptan estilos educativos blandos y permisivos. Estos padres no se imponen ante sus hijos, no se niegan ante las demandas inadecuadas de sus hijos, ofreciéndoles todo aquello que los hijos piden. Esto hace que los niños cada vez pidan más y no se conformen nunca con lo que tienen, faltan límites, a la vez que dejan de aprender resolución de conflictos.


Esta falta de normas rígidas hace que muchos niños asuman el rol de autoridad. Son niños que pese a estar en edad escolar se comportan como manipuladores, que mediante la agresividad verbal o física, a través de pataletas, chantajes emocionales, etc. imponen sus propias normas.


Ante esta situación se produce un descontrol y se inicia una lucha de poder.
Si unimos este permisivismo a un temperamento difícil puede surgir el denominado Síndrome del Emperador, niños egocéntricos que solo piensan en su propios interés, no toleran la frustración, reaccionan con agresividad, a menudo no tienen remordimientos por sus actos, son desobedientes y maleducados e insultan e, incluso, pegan a sus padres como si de algo natural se tratase. Sólo un 10% de estos niños tiene un trastorno que justifica su conducta.


Es el deber de los padres educar a sus hijos en edad escolar y marcar los límites. Deben actuar con asertividad, siendo capaces de decir que "no" y no sentirse culpables por ello, eso no hace daño al hijo, sino que se lo educa y se lo prepara para tolerar la frustración, puesto que en la vida se enfrentará a múltiples situaciones en que tendrán que aceptar el rechazo.


Tomado de: http://www.baobabparents.com/padres/articulo

lunes, 23 de enero de 2012

Los Niños y el Elogio



"El elogio es una herramienta muy efectiva para motivar y crear un profundo sentido de autoestima, la cual es la cualidad más importante y delicada que un ser humano pueda poseer"
El niño debe desarrollar un sentido interno de confianza y valorarse como persona.

Al elogiar su conducta, usted lo ayuda a reconocer lo valioso e importante que es por el simple hecho de ser él mismo. El elogio es una herramienta muy efectiva para motivar y crear un profundo sentido de autoestima, la cual es la cualidad más importante y delicada que un ser humano pueda poseer.

Una manera fabulosa de aumentar la autoestima de su hijo es mediante el sueño. Ante todo, se debe establecer una hora formal de ir a la cama, un momento en el cual el nivel de energía y los niveles de resistencia se reduzcan y lleguen a la calma. La hora de dormir es probablemente la más importante del día de su niño. Puede comenzar con un baño como inicio del ritual. Después vendría la hora del cuento en la que el niño le lee una historia (si el niño es muy pequeño, le puede contar una historia por él inventada utilizando un libro como guía), luego usted puede leerle un cuento.

Es importante familiarizar al niño con la lectura lo más pronto posible puesto que la lectura y la autoestima van de la mano. La lectura es una ventaja vital y esencial para el bienestar psicológico de su hijo y para que este pueda desarrollar un concepto de su propio ser. Quizás, cuando los dos hayan leído, puedan tenderse en la cama abrazándose y acariciándose y puedan hablar de las cosas que pasaron en el día, bríndele seguridad, cántele canciones, métalo en la cama con muchos besos y abrazos. Después de unos 10-15 minutos de que se haya quedado dormido, regrese a él y siéntese a su lado. Susurre al oído mensajes tranquilizantes. Por ejemplo, "Pedro, aquí esta mami.

Quiero que sepas lo mucho que te quiero, eres un niño bueno y feliz. Me haces sentir muy contenta cuando te comes toda la comida, no peleas con tu hermana yverte reír..." Para este momento ya él habrá absorbido el mensaje, esto lo ayudará a dormir tranquilamente. La comunicación puede aumentar en gran medida la autoestima de su hijo. Elógielo por sus logros o simplemente por ser él mismo.

El elogio enseña a su hijo a ser positivo y a centrarse en lo bueno de su vida.

El niños y la televisión



"Mientras la televisión puede entretener, informar y acompañar a los niños, también puede influenciarlos de manera indeseable."

El mirar televisión es uno de los pasatiempos más importantes y de mayor influencia en la vida de niños y adolescentes. Los niños en los Estados Unidos miran la televisión durante un promedio de tres a cuatro horas al día. Para el momento en que se gradúan de la escuela secundaria habrán pasado más tiempo mirando televisión que en clase. Mientras la televisión puede entretener, informar y acompañar a los niños, también puede influenciarlos de manera indeseable.

El tiempo que se pasa frente al televisor es tiempo que se le resta a actividades importantes, tales como la lectura, el trabajo escolar, el juego, la interacción con la familia y el desarrollo social. Los niños también pueden aprender cosas en la televisión que son inapropiadas o incorrectas. Muchas veces no saben diferenciar entre la fantasía presentada en la televisión y la realidad. Están bajo la influencia de miles de anuncios comerciales que ven al año, muchos de los cuales son de bebidas alcohólicas, comidas malsanas (caramelos y cereales cubiertos de azúcar), comidas de preparación rápida y juguetes.
Los niños que miran demasiada televisión están en mayor riesgo de: Sacar malas notas en la escuela. Leer menos libros. Hacer menos ejercicio. Estar en sobrepeso. La violencia, la sexualidad, los estereotipos de raza y de género y el abuso de drogas y alcohol son temas comunes en los programas de televisión. Los jóvenes impresionables pueden asumir que lo que se ve en televisión es lo normal, es seguro y es aceptable. Por consecuencia, la televisión también expone a los niños a tipos de comportamiento y acititudes que pueden ser abrumadores y difíciles de comprender.

Los padres pueden ayudar a sus hijos a tener experiencias positivas con la televisión. Los padres deben de:
1. Mirar los programas con los hijos.
2. Escoger programas apropiados para el nivel de desarrollo del niño.
3. Poner límites a la cantidad de tiempo que pasan ante la televisión (a diario y por semana).
4. Apagar la televisión durante la horas de las comidas y del tiempo de estudio.
5. Apagar los programas que no les parezcan apropiados para su niño.
Además, los padres pueden hacer lo siguiente: no permitir a los niños mirar televisión por horas de corrido, al contrario, deben de seleccionar programas específicos para los niños. Seleccionen programas que sean adecuados para el nivel de desarrollo de su niño. Los programas de niños en la televisión pública son apropiados, pero las novelas, las comedias para adultos y los programas de conversación de adultos no lo son. Establezcan ciertos períodos cuando el televisor esté apagado. Las horas de estudio deben dedicarse al aprendizaje, no son para sentarse frente a la televisión mientras tratan de hacer la tarea. Las horas de las comidas son tiempo para conversar con otros miembros de la familia y no para mirar la televisión.

Estimule discusiones con sus hijos sobre lo que están viendo cuando están mirando un programa juntos. Señale el comportamiento positivo como la cooperación, la amistad y el interés por otros. Mientras están mirando, hágale conexiones con la historia, libros, lugares de interés y eventos personales. Hableles de sus valores personales y familiares y cómo se relacionan con lo que están viendo en el programa. Pidale a los niños que comparen lo que están viendo con eventos reales. Dejeles saber las verdaderas consecuencias de la violencia. Discuta con ellos el papel de la publicidad y su influencia en lo que se compra. Estimule a su niño para que se envuelva en pasatiempos, deportes y con amigos de su misma edad. Con la orientación apropiada, su hijo puede aprender a usar la televisión de una manera saludable y positiva.

viernes, 13 de enero de 2012

¿Cómo formar niños y niñas con liderazgo positivo?

!Estoy harta, tengo que repetirte mil veces las cosas para ver si acaso hacés algo!

Esta es una frase que retumba constantemente en nuestros hogares, dicho sea de paso no siempre los padres de familia hacen un alto en el camino para evaluar su fuente. Lo cierto del caso es que tiene que ver con el liderazgo personal y para comprobarlo respóndame estas preguntas, ¿cree usted que a un líder hay que recordarle con frecuencia lo que tiene que hacer?, ¿se imagina usted al Gerente de una empresa que la Junta Directiva tenga que recordarle sus obligaciones?, o bien ¿existirá algún médico que atendiendo un parto se le tenga que enlistar sus funciones?. La respuesta unánime: NO.

Soy del pensamiento que Jesús en sus años de ministerio al lado de sus discípulos estuvo interesado en que ellos desarrollaran su propio auto-liderazgo, Jesús tenía claro que no podía desarrollar una relación de dependencia ni mucho de sobreprotección pues EL tenía que completar su misión y eran los propios discípulos quienes deberían de ir por todo el mundo y “haced discípulos”. Jesús cada momento lo aprovechó para que sus discípulos estimularan sus dones y talentos y lograran desde ahí la influencia que aún somos testigos usted y yo tantos años después.


Si volvemos a la familia, puedo afirmar que el liderazgo se logra medir en los hijos e hijas desde sus primeros años de vida, entendiendo liderazgo entre otras cosas como la capacidad de influir, de asumir y decidir, de iniciar sin esperar, de organizar para alcanzar, claro está donde los resultados que se alcancen generen un beneficio grupal sin lesionar a terceros, de lo contrario estaríamos hablando de liderazgo negativo.

¿A cuál padre de familia no le gustaría formar un hijo o hija con liderazgo positivo?


La psicología moderna plantea que la labor de los padres de familia a través de la disciplina que ejercen hacia sus hijos e hijas “debería” tener como objetivo el desarrollo del autocontrol y de la auto-regulación, en otras palabras que los hijos e hijas por sí mismas aprendan a controlar sus actos y a decidir de manera acertada; sin embargo los patrones de crianza muchas veces se alejan de este objetivo, lo que a mediano y largo plazo puede limitar el potencial de liderazgo de las personas en formación.

Aquella discusión que ha permanecido por siempre sobre el liderazgo, ¿nace o se hace?, nos lleva a recordar algunas investigaciones desde la psicología social las cuales se han llevado a cabo de manera experimental y han brindado evidencias de que el liderazgo se hace, se hace desde una dinámica familiar sana donde los padres de familia tienen sus roles claros así como su propósito parental: formar hijos e hijas seguras de sí mismas.

Si usted desea formar niños y niñas con un liderazgo positivo considere las siguientes recomendaciones:

1. Revise su estilo y patrones de crianza. Cuando un padre de familia tiene un patrón de crianza basado en la sobreprotección y el control hacia sus hijos probablemente limitará el potencial del menor, generando una relación de dependencia donde el hijo no podrá tener sus propios criterios para asumir sus decisiones, lo que se irá transformando en un sentimiento de inseguridad que le inhibirá en diversos estadios.

2. Participe a los hijos en los procesos de toma de decisiones. Es lo que se llama “Liderazgo democrático”, lo que no sólo modela un liderazgo efectivo sino que permite que los demás se involucren en la construcción de las soluciones generando a la vez un sentido de responsabilidad personal que muestran las personas con liderazgo. Sabemos que hay decisiones en un hogar que no son negociables pero existen en la cotidianidad familiar una serie de oportunidades para estimular en los hijos el liderazgo al construir en conjunto posibles soluciones.

3. Establezca una lista de deberes pero permita que los hijos las ejecuten según su estilo. El hecho de que un hijo tenga que cumplir con una serie de deberes le enseña desde temprana edad en la búsqueda de objetivos así como en la habilidad de organización personal, aspectos cruciales en el liderazgo. Sumado a lo anterior permita que en la ejecución de los deberes, los hijos establezcan su plan de acción limitando su función como adulto a establecer los plazos así como a su supervisar los resultados.

4. No reprima la iniciativa de los hijos. Aquellos patrones de crianza donde no se estimula la autonomía, la iniciativa y la creatividad, genera en los hijos un sentimiento de frustración y de temor que a la postre lesiona no sólo su autoestima sino su propia auto eficacia, la cual hace referencia al juicio que se hace de las propias capacidades. Aumente su tolerancia al error pues permitirle tomar la iniciativa es una excelente actividad para fortalecer la voluntad del menor. Aclare a la vez el margen de iniciativa y por supuesto los riesgos cuando sea necesario.

5. Utilice el reforzamiento verbal para estimular el liderazgo. Refuerce verbalmente a los hijos cuando han asumido un reto, han llevado una tarea, han cumplido con su deber, han tomado una decisión, etc. La mejor recompensa para cualquier persona es el elogio, más si se lleva a cabo en público, razón por la cual utilizar este recurso es crucial, eso si no olvide que a los hijos se les refuerza y se les ama por lo que SON y no por lo que HACEN, de manera tal que amplíe su concepto de liderazgo, no en función solo del LOGRAR sino del SER.

6. Ayúdele a sus hijos e hijas a encontrar su propósito en Dios: aunque esto no es asunto de una actividad aislada sino de un proceso continuo, es fundamental que usted logre estimular los dones y talentos de sus hijos con el fin de que puedan comprender el propósito de los mismos según la perspectiva de Dios, pues este si es el verdadero éxito de un líder: ejercitar sus dones y talentos bajo la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta.

escrito por Wagner Eduarte

lunes, 2 de enero de 2012

Establecimiento de normas y límites

La responsabilidad en los niños depende de la capacidad de estos de entender y respetar las normas y límites. Por ello es necesario que al establecer normas y límites estos sean muy claros y razonables, que den seguridad al niño, al tiempo que le ofrezcan, en la medida de lo posible, alguna libertad de elección según su edad.
Las normas son necesarias porque sin normas no hay seguridad, ni equilibrio, ni estabilidad, ni inclusión, ni convivencia. Sin normas no hay sociedad, ni empresa, ni familia, ni colegio. A falta de reglas, el caos y la anarquía no tardan en ser una realidad.

Asimismo, es fundamental que el niño, sepa qué es exactamente lo que se espera de él en cada momento, por ejemplo, en el colegio o en casa. Esto le dará confianza y sabrá hacia dónde dirigir sus acciones.

No consiste en imponer a los niños todo un paquete de normas y límites que deberán acatar sin más. Conviene explicarles el porqué de la necesidad de las mismas, y enseñarles a respetarlas, para que las entiendan, las valoren y, sobretodo, las acepten.
Las normas y límites establecidos deberían cumplir unos requisitos básicos:

• Que sean sencillas y simples. Es imprescindible huir de lo complicado.

• Que sean justas.

• Que tengan un fin. Es decir, que el no cumplimiento de estas normas y límites conlleve unas consecuencias previsibles.

• Que se apliquen de forma coherente y en su momento con puntualidad.

• Que se puedan explicar, consensuar y negociar cuando sea el caso.

• Que se hagan respetar y se comprendan.

• Que estén acorde a las características particulares de cada niño y familia, por ejemplo, la edad, etapa de desarrollo y personalidad.

En la familia, la participación de los padres en el establecimiento de normas y límites, y la aplicación de ambos bajo el mismo criterio es importante para dar sentido y coherencia a la disciplina en casa y evitar que el niño se desoriente. Los niños deben conocer, aprender y respetar en su entorno familiar normas y límites que serán bastante similares a los que posteriormente encontrará en la sociedad en la que vive.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Reforzar una conducta




"Hay que prestar atención a las conductas positivas del niño de 6 a 12 años y elogiar sus esfuerzos"

Cuando un adulto está satisfecho de la conducta de un niño y decide premiarle, se le ocurre recompensarle con una chuchería, un juego o incluso con la realización de alguna actividad que está fuera de lo común. Pero cuando el adulto sonríe al niño, le presta atención y/o lo felicita también está reforzando y potenciando una conducta.

Distintas investigaciones han demostrado que se saca más partido y se obtienen mejores resultados prestando atención y haciéndole saber al niño que está haciendo bien las cosas o que se está orgulloso de su esfuerzo que prestando atención a los errores o a la no acción. Lo anterior no indica que no se le tenga que decir cuando lo hace mal, sino que hay que enseñarle cómo queremos que actúe.

Muchas veces la atención paterna y el elogio son el único premio que necesita un niño para lograr la motivación.

A menudo, los padres pasan por alto la importancia de utilizar el elogio y otros premios sociales tales como sonrisas y abrazos con los niños. Una de las razones es porque en ocasiones, los adultos piensan que los niños se deberían comportar adecuadamente sin la intervención de un adulto, y que el elogio solo se debería dar con un excelente comportamiento o un desempeño perfecto, y se olvidan de elogiar el esfuerzo o cuando los niños realizan sus actividades sin quejarse.

La falta de elogio y atención en los comportamientos adecuados puede llevar a aumentar el mal comportamiento simplemente por el hecho de no reforzar las conductas positivas. Un error inconsciente bastante común es atender a las cosas cuando son inadecuadas o van mal, y no a aquellas que son adecuadas.

Una conducta a la que se presta atención tiende a repetirse, aunque esta atención sea en forma de regañinas o castigos. Sin embargo, aquellas conductas que no reciben atención tienden a desaparecer, siempre y cuando no reciban algún tipo de recompensa por las mismas. Conviene analizar y reflexionar ante una conducta qué es lo que realmente se está reforzando y cambiarlo si es necesario.



Tomado de: http://www.baobabparents.com/padres/articulo

Reducir la frustración de los niños



"Algunos niños toleran mejor la frustración que otros"

Muchos niños están acostumbrados a obtener todo aquello que desean: cuando necesitan un jersey verde para que haga juego con sus pantalones nuevos se lo compran, cuando les apetece el nuevo juego de moda se lo regalan, cuando quieren cambiarse de móvil lo obtienen, etc. De este modo aprenden que la vida es fácil, que su familia se lo resolverá todo y que a ellos les implicará el menor esfuerzo.

Pero a medida que se van socializando y empiezan a interactuar con el exterior se encuentran con una sociedad competente, donde el fracaso tiene cabida y el "no" es frecuente. Algunos niños se adaptan con facilidad a este cambio, pero otros no. Por esta razón se recomienda minimizar el contraste:

• Enseñarle a esperar la recompensa gradualmente. Excepto en situaciones específicas (cumpleaños, navidades, etc.) los regalos se deben hacer a cambio de algo, el niño debe esforzarse para conseguir lo que quiere. Se pueden aplicar sistemas de puntos.

• No conviene acceder a demandas irracionales. Si quiere un juego nuevo, pero ya tiene varios juegos con los que apenas ha jugado no sucumbir a su demanda.

• Enseñarle a respetar los turnos. No dejar que interrumpa las conversaciones. Una buena forma de enseñarle es a través de los juegos de mesa, cada uno tiene su turno y se debe respetar para que el juego avance.

• No dejarle ganar siempre en los juegos. Cuando gane él mostrar cómo se puede ser un buen perdedor, de modo que cuando le toque a él sea capaz de aceptar la derrota.
• Enseñarle a compartir. Reforzar con elogios las actitudes de compartir juguetes, comida, juegos o sus cosas con sus hermanos o amigos.

A través de la frustración el niño aprende que el mundo no gira en torno a él: aprende autocontrol, que no siempre puede conseguir lo que quiere, que debe compartir, que a veces se gana y otras se pierde. Si este aprendizaje se hace paulatinamente y se ayuda a reducir la frustración de los niños no la vivirá de forma tan angustiosa y los padres se ahorrarán más de una pataleta.


Tomado de: http://www.baobabparents.com/padres/articulo

lunes, 14 de noviembre de 2011

El ejercicio de la autoridad en la familia




"los padres llevan a cabo la representación de un papel que les ha venido al fundar una familia, tener que ejercer la autoridad en la misma"

Una de las acepciones de la palabra autoridad en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua es "carácter o representación de una persona por su empleo, mérito o nacimiento". Así pues, los padres llevan a cabo la representación de un papel que les ha venido al fundar una familia, tener que ejercer la autoridad en la misma.


El ejercicio de la autoridad tiene varias fases:

a) Conocimiento de las metas comunes que tienen los miembros que forman el grupo. La familia como grupo humano está compuesta por personas que tienen niveles distintos de maduración, de responsabilidad, pero que tienen unos vínculos, espacios y metas comunes. Esto no es percibido conscientemente cuando los hijos son pequeños, pero al madurar lo asumen de manera implícita.

b) Comunicar y consensuar con los otros miembros lo que quiere conseguir quien ejerce la autoridad. Quien ostenta la autoridad tiene que saber qué quiere para el grupo. Necesita de un tiempo de clarificación personal. Cuando lo ha realizado, precisa exponerlo de manera explícita a los otros que forman el grupo, de forma verbal como a través de su conducta y decisiones para hallar el consenso entre los miembros del grupo.

c) Cumplir y hacer cumplir las metas marcadas y consensuadas. Pero no basta que todos los miembros del grupo sepamos qué hay que hacer, es necesario que se lleve a la práctica lo previsto. Es la capacidad de mover que tiene quien ejerce la autoridad, ya sea por su fama o prestigio, ya sea por procedimientos más coactivos.
Prescindir de las fases puede dar lugar a deformaciones de la autoridad. Cuando se prescinde de comunicar y consensuar entre los miembros las normas, surge el autoritarismo -ejercicio arbitrario de la autoridad-; cuando no se cumplen ni se hacen cumplir las normas marcadas y consensuadas, se instala el abandonismo -la renuncia a la autoridad.

Los padres tienen autoridad por el hecho de ser padres. Pero la autoridad se mantiene, se pierde o se recobra por el modo de comportarse.

La autoridad se mantiene o se recobra por el prestigio. Esta afirmación es equivalente a la de "educamos por lo que somos". Es decir, por la congruencia entre lo que somos, lo que hacemos y lo que decimos.


¿Cómo se tiene prestigio con los hijos?:

▪ Por el buen humor: Hay diferentes estilos personales, pero todos se apoyan en el optimismo -saber descubrir primero lo positivo de cada persona y de cada situación- y en la confianza.

▪ Por la serenidad: Porque asegura las mejores condiciones para actuar con sensatez y con flexibilidad. El nerviosismo, por el contrario, empeora la situación y, desde luego, desprestigia. Han de vernos serenos, sin dar paso a la ira o al enfado por nimiedades; han de vernos que no sacamos las cosas de quicio... Se puede comprobar, además, como los hijos adoptan conductas más serenas cuando están ante una persona tranquila, que no responde con cólera sino con un tono de voz sosegado y conciliador.

▪ Por la paciencia: Los padres tienen un sexto sentido que avisa cuándo y cuánto es necesario volcarse con cada uno, a causa de una enfermedad, unos problemas en clase...

▪ Por mantener una línea de actuación sin dar bandazos, graduando la exigencia según las circunstancias, sin dejar nunca de exigir y exigirse-. Desprestigia el dramatismo, el echar en cara, el lamentarse, los falsos juicios...

▪ Por el interés con que se sigue el estudio y los problemas de los hijos, sabiendo apreciar el esfuerzo que se hace, aunque no se traduzca en resultados. Escuchar y dedicar tiempo a "sus problemas" que, aunque nos parezcan nimiedades pueden pesar como losas para ellos. Pero si les apartamos a un lado porque nosotros sí estamos haciendo algo importante (ver la TV, terminar un informe, descansar...), cada vez será más difícil que nos cuentes sus cosas.

▪ Cuando los padres van por delante en lo que exigen de sus hijos: Sin ser perfeccionistas, que conozcan sus fallos y limitaciones, y sus esfuerzos por superarlos.

▪ Cuando se fomenta el prestigio del otro cónyuge: Aprovechar toda ocasión para destacar, discretamente, en una conversación privada con cada hijo, los puntos fuertes del otro cónyuge es una forma de potenciar la autoridad del otro. De un modo sugerente: "¿Te has fijado en tal aspecto de tu padre o madre...?" Y, a continuación, pasar a otra cosa en la conversación.


La autoridad de los padres se refuerza cuando....

▪ Hay acuerdo en cómo educar a los hijos, y en cómo armonizar la autoridad paterna y materna para una mejor educación de cada hijo. La autoridad de los padres ha de ser complementaria, no excluyente, no delegada de uno en otro cónyuge.

▪ Se apela al razonamiento al diálogo, se potencia la responsabilidad de los hijos por aproximaciones sucesivas. Huir tanto del sobreproteccionismo como del desentenderse cuando pueden necesitar ayuda.

▪ Se llega a acuerdos en temas puntuales con los hijos. Se pueden concretar dichos acuerdos mediante contratos de conducta. El llegar a una conducta-meta en los hijos conlleva el descomponerla en los pasos mínimos sucesivos, que hay que reforzar las aproximaciones a la conducta meta y extinguir la conducta a eliminar.

▪ Se evita el sermonear reiterativo porque suele tener un efecto contrario al buscado. Si hay que decir algo a alguien, se dice a solas, de manera clara, con formulación positiva, llegando a acuerdos y fijado el tiempo de revisión de los mismos.
▪ Somos firmes cuantas veces sea necesario, pero sabiendo cambiar a actitudes de flexibilidad y cariño siempre que sea preciso.

▪ Se presta atención al buen comportamiento, a los aspectos positivos que tiene toda persona, y no se atiende únicamente a las conductas desadaptativas.

▪ Se explica con razonamientos por qué los corriges, y se respeta a la persona y se le ayuda a mejorar en los defectos que tiene. Hay que demorar la entrevista para corregir a un hijo nuestro, si no tenemos la suficiente serenidad para hacerlo en este momento. No tratar de vencer sino de convencer. Es la fuerza de la razón quien se ha de imponer no la de los años.

▪ Se le da suficiente autonomía y libertad poco a poco, según el uso correcto que van haciendo de ella. Saber "ir soltando poco a poco las amarras" del niño y sobre todo del adolescente, quedándose lejos por si hace falta ayuda en algún momento.



Tomado de: http://www.baobabparents.com/padres/articulo

Consejos para conseguir pactos equilibrados con los niños



A todos nos gustan las personas que incluyen en su registro de conducta la devolución de favores, el cumplimiento de promesas y acuerdos y, en definitiva, son justos y equitativos. Los niños aprenderán este código de conductas cuando tienen buenos ejemplos, buenos modelos en los adultos que los educan. Los buenos padres tienen estos registros de conducta y consiguen pactos con sus hijos para enseñarles a comportarse de forma adecuada.

¿Cuándo vivimos situaciones donde es más necesario el pacto? Las ocasiones se centran en elementos como las faenas de la casa, las tareas del colegio, la eliminación de las normas o relevar a sus hijos de tareas pesadas... Conseguimos un buen pacto cuando convertimos una tarea en algo que no parece a un trabajo. Pero cuidado, hacerse favores mutuos puede tener un efecto negativo, porque se pueden acumular resentimientos sobre favores no cumplidos y utilizarlos, con el tiempo, como arma para manipular.

No es necesario estar haciendo siempre pactos cuando hacemos algo por los hijos porque convertiríamos la relación paterno-filial en un negocio. Es mejor hacer tratos cuando el equilibrio de favores está descompensado.
Algunos consejos prácticos para conseguir pactar con nuestros hijos de manera adecuada:

• Espere algo a cambio que necesite realmente o que le sería de gran ayuda, no algo que a su hijo le gusta de todos modos. Aceptar cualquier cosa que quiera hacer el niño crea sensación de impotencia en el padre.
• Evite los pactos a posteriori. "Ayer hice esto por ti, ahora deberías hacer algo por mí". Esto hace que el niño se sienta culpable; no es un buen trato. Se trata de chantaje.
• Obligue al niño a cumplir su parte del trato pronto y rápidamente. Los acuerdos contractuales a largo plazo se olvidan o se modifican. Los niños creerán que se han librado de cumplir su parte del trato y los padres tendrán la impresión de haber sido estafados.
• Cuando el niño hace algo por el padre sin intentar llegar a un trato (a veces ocurre), hay que devolver el favor cuanto antes.
• Hay que recordar a los niños los pactos a los que se han comprometido sin castigarles por no haber cumplido su parte. La consecuencia será la negativa del padre a hacer otro pacto en un breve espacio de tiempo. Limite su buena disposición a hacer favores a un niño que no los devuelve.


Tomado de: http://www.baobabparents.com/padres/articulo

miércoles, 2 de noviembre de 2011

La Disciplina




"El ayudar al niño a comportarse de una manera aceptable es una parte esencial de su crianza"

La disciplina varía con la edad. No hay una manera correcta de criar a los niños, pero los psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan las siguientes reglas:

• Generalmente, los niños quieren complacer a sus padres. Los padres, si son sabios, integran este deseo de complacer a sus actividades disciplinarias.

• Cuando los padres demuestran su alegría y aprobación por el comportamiento que les agrada, esto refuerza el buen comportamiento del niño. Cuando los padres demuestran su desaprobación al comportamiento peligroso o desagradable del niño pequeño, tienen mayor posibilidad de éxito cuando el niño sea mayor.

• La forma en la que el padre corrige el mal comportamiento del niño o adolescente tiene que hacerle sentido al hijo. El padre no puede ser tan estricto, que el niño o el adolescente no sienta más adelante el amor y la buena intención del padre.
• Los niños y adolescentes pueden hacer que sus padres se enojen. Los padres deben tener control de sí mismos cuando están enojados. Aunque un grito de "no" puede atraer la atención de un niño pequeño que está por cruzar la calle, puede conseguir intranquilizar al bebé que está llorando. Los niños mayores deben de saber lo que se espera de ellos. Los padres deben de ponerse de acuerdo y deben de explicarle claramente las reglas al niño o al adolescente.

• En nuestra sociedad heterogénea, donde existen tantas culturas y maneras de criar los niños, cada familia espera un comportamiento diferente de sus hijos.

• Se le puede permitir a un niño ir y venir cuando quiera, mientras que a otro se le pueden imponer horas fijas de regresar a la casa. Cuando los padres y los niños no están de acuerdo sobre las reglas, ambos deben de tener un intercambio de ideas que los ayude a conocerse. Sin embargo, los padres son los responsables de establecer las reglas y los valores de la familia.

• Evitar que el comportamiento indeseable comience es más fácil que ponerle fin luego.

• Es mejor colocar los objetos frágiles o valiosos fuera del alcance de los niños pequeños que el castigarlos por romperlos. Los padres deben estimular la curiosidad dirigiéndola hacia actividades tales como hacer rompecabezas, aprender a pintar o leer.

• El cambiar el comportamiento apropiado del niño puede ayudarlo a obtener el dominio de sí mismo que necesita para que sea reponsable y considerado con otros.El dominio de sí mismo o autocontrol no ocurre automáticamente o de repente. Los niños pequeños necesitan que sus padres los guíen y apoyen para que comiencen el proceso de aprender a controlarse. El autocontrol corrientemente comienza a los seis años. Cuando los padres guían el proceso, el auto-control aumenta durante los años escolares. Los adolescentes pueden todavía experimentar y rebelarse, pero la mayor parte de ellos pasa por este período y llega a ser un adulto responsable, especialmente si desde temprana edad han experimentado un buen entrenemiento.

• Las familias transmiten sus métodos de disciplina y sus expectativas a los niños de generación en generación.

Cuando los intentos de disciplinar al niño no tienen éxito, puede ser beneficioso consultar con alguien fuera de la familia para que nos ofrezca sugerencias sobre la crianza del niño. Los profesionales especializados en el desarrollo y el comportamiento infantil pueden darle información acerca de la manera de pensar y de desarrollarse el niño. También pueden sugerir métodos para modificar el comportamiento; con la paciencia de los padres y la ayuda de los profesionales cuando sea necesaria, puede allanarse el camino para que los niños aprendan lo que la sociedad espera de ellos y lo que ellos pueden esperar de sí mismos.


Tomado de: http://www.baobabparents.com/padres/articulo

Ayudar a los niños en los límites y responsabilidades



Para un niño es normal tener cierto temor a los límites y responsabilides, temor que desaparece conforme el niño va comprobando que límites y consecuencias se integran en un sistema coherente"

Padres y educadores pueden contribuir a conformar el sentido de los límites de diferentes maneras:

• Sabiendo claramente ellos mismos lo que esperan de los niños.

• Exponiendo sus expectativas de manera que los niños las entiendan, incluyendo la asignación de responsabilidad acerca de tareas y deberes.

• Averiguando si el niño entiende estas expectativas, bien haciéndolas repetir o bien guiándole mientras las cumple.

• Estableciendo claramente los límites de tiempo razonables para realizar tareas o debes escolares, sin ambigüedades.

• Explicando al niño las consecuencias de no hacer las cosas. Estas consecuencias deben aplicarse coherentemente, sin sentimientos de culpabilidad o remordimientos y sin hacer sufrir al niño. La coherencia es más importante que la severidad.

• Redactando y colocando un cartel con todas las reglas y las obligaciones, de modo que no pueda alegarse como excusa "el olvido"

• Participando padres y madres (cuando sea posible) en la explicación de las reglas al niño. Así sabrá que ambos las apoyan y mantienen.

• Consiguiendo que todos los niños de la familia o de la clase tengan responsabilidades equiparables, con los ajustes necesarios en función de su edad y de sus habilidades particulares.


Un niño es responsable cuando sus actos coordinan, de forma creativa, sus propios objetivos con las necesidades de los demás. Para ello, los adultos tienen que ayudar al niño a obtener este equilibrio, a definir sus propios valores y a resolver las dificultades en función de sus propios sentimientos.

El niño que posea sentido de la responsabilidad cosechará éxitos cada vez con mayor frecuencia, y se beneficiará de las consecuencias positivas de esos éxitos.



Tomado de: http://www.baobabparents.com/padres/articulo

miércoles, 19 de octubre de 2011

¿Comó enseñar a los niños a ser responsables?


"Consejos que estimulan al niño a recordar sus responsabilidades"

Uno de los aspectos básicos de la enseñanza de responsabilidad a los niños es la cuestión: "¿Quién es el responsable de acordarse de las cosas?". Los niños pueden saber hacer las cosas y desear agradar a los padres pero si no han tomado sobre sí la responsabilidad de acordarse, no pueden ser responsables.

Hay algunos consejos que estimulan al niño a recordar sus responsabilidades crecer y a verse capaz de asumir mayores responsabilidades:

* Escriba las cosas y colóquelas en lugar visible.
* No les recuerde las cosas a los niños una vez esté seguro de que le han escuchado y entendido. Recordar las cosas a los niños se convierte en una mala costumbre de la cual los niños pasan a depender.
* Establezca costumbres lo más regulares posible. Cuando las cosas ocurren de forma predecible y regular, se incrementa la capacidad de recordar de los niños.
* No le dé miedo castigar al niño que se "olvida".
* Acuérdese de lo que usted ha dicho. Si los padres lo olvidan, están otorgando al niño, tácitamente, permiso para hacer lo mismo.
* Para enseñar a los niños a ser responsables se puede utilizar un programa claro de recompensas y alabanzas, tal como los sistemas de puntos, que ofrezcan respuestas a su comportamiento. Por otro lado, el niño seguirá siendo irresponsable si la respuesta que obtiene es la crítica excesiva, la exposición al ridículo o a la vergüenza. Los niños a los que se recompensa por ser responsables van desarrollando gradualmente la conciencia de que la responsabilidad y los buenos sentimientos están relacionados; y, con el tiempo, disminuye su necesidad de recompensas externas.


Algunos consejos para enseñar a los niños a ser responsables son:

* Desarrolle la sensación de poder y autoconfianza del niño. Cuando se tiene sensación de poder se poseen los recursos, oportunidades y capacidades necesarias para influir sobre las circunstancias de la propia vida. Enseñar a los niños a ser responsables incrementa su sensación de poder.
* Ayude a los niños a tomar decisiones.
* Los niños que han aprendido a ser responsables toman mejores decisiones que los que no han aprendido a serlo. Podemos contribuir a aumentar la capacidad del niño para tomar decisiones si ayudamos a:
* Resolver los problemas que crea la necesidad de tomar una decisión.
* Buscar otras soluciones.
* Seleccionar una de las alternativas mediante la valoración de sus consecuencias.
* Valorar la eficacia de las decisiones por medio de una discusión posterior.


Tomado de: http://www.baobabparents.com/padres/articulo/ensenar-ninos-ser-responsables/866/

La responsabilidad en el niño


"Los niños con sentido de la responsabilidad poseen los recursos personales necesarios para valorar con eficacia las diferentes circunstancias y tomar decisiones apropiadamente"

Enseñar a los niños a ser responsables requiere un ambiente especial en el hogar y en la escuela. Se trata de conseguir un ambiente que les ofrezca información sobre las opciones entre las que deben escoger y las consecuencias de cada una de ellas, y que les proporcione también los recursos necesarios para elegir bien.

La responsabilidad es la habilidad para responder y decidir apropiadamente y con eficacia, es decir, dentro de los límites de las normas sociales y de las expectativas comúnmente aceptadas. Por otro lado, una respuesta se considera efectiva cuando permite al niño conseguir sus objetivos que reforzarán sus sentimientos de autoestima.

La responsabilidad conlleva, en cierta forma, ser autosuficiente y saber defenderse con seguridad y confianza en uno mismo. Para ello es necesario ser responsable además de saber elegir, llegar a conocerse a uno mismo y adquirir y utilizar el poder en las propias relaciones y en la vida.

En ocasiones las responsabilidades de los niños producirán cierta incomodidad a los adultos. Los niños necesitan que los adultos sean pacientes y tolerantes.

A los niños que no sean considerados responsables de sus actos les será más difícil aprender de sus experiencias. Enseñar a los niños a ser responsables no quiere decir enseñarles a sentirse culpables. Los que tengan sentido de la responsabilidad poseerán los medios, las actitudes y los recursos necesarios para valorar con eficacia las diferentes situaciones y decidir de forma consecuente para ellos y para los que se encuentran a su alrededor.

Una vez que a los niños se les ha asignado ciertas obligaciones, los padres no deben confundirles ni fomentar la irresponsabilidad volviéndose a hacer cargo de las tareas encomendadas.

Los padres relevan a sus hijos de sus responsabilidades si:

* les recuerdan las cosas cuando ellos "se olvidan"
* lo hacen ellos mismos porque "es más sencillo"
* subestiman la capacidad de los hijos
* aceptan que los niños se califiquen a sí mismos de incompetentes o irresponsables
* hacen cosas por sus hijos para que ellos les quieran o para que no les hieran en sus sentimientos
* creen que sólo los padres que trabajan duramente y hacen un montón de cosas por los hijos son "buenos" padres.



http://www.baobabparents.com/padres/articulo/la-responsabilidad-nino-ensenar-responsabilidades/190/

sábado, 8 de octubre de 2011



• Tenga en cuenta que igual que usted como padre – madre puedes modificar la conducta de tus hijos, éstos modifican de forma intuitiva tu propia conducta.
• Las normas deben ser claras, esta bien definidas, y se adecuadas para cada niño según la edad.

• Es importante establecer diferencias entre los hermanos. De otro modo los mayores tienen la sensación de que crecer sólo trae consigo obligaciones y no tardarán en aparecer conductas regresivas (comportamiento infantil) y, por su parte, lo pequeños no desearán crecer, ¿para qué perder privilegios?

• No es injusto que un pequeño se quede, por ejemplo, sin ir a una actividad o no pueda recibir una bicicleta hasta tener 3 años más. De este modo deseará crecer y hacerse mayor como su hermano. Hacerse mayor será deseable porque ser pequeño no trae consigo todos los privilegios.

• No pida cosas que el niño o la niña no puede hacer.

• Cuando exija al niño, no actúe de forma contradictoria.

• Sea coherente en la aplicación de las normas.

• Cuando se produzcan desacuerdos entre los padres sobre la forma de educar a los niños, nunca se deben discutir delante de ellos.

• Evite centrar la autoridad en un solo padre – madre.

• No delegar la autoridad en otro.

• No se desautorice nunca.

• No modifique los castigos (consecuencias) una vez anunciadas.

• No castigue con algo que no pueda cumplir.

• Acostúmbralo a pedir permiso.

• Cuando tengas que poner un castigo: no te alteres, por nada del mundo.
f) Finalmente recuerde:

Los adultos que conviven con el niño tienen que estar de acuerdo acerca de los límites que debe tener: qué se le permite y qué se le prohíbe. Hay que ser cuidadoso con el castigo, porque si éste no se lleva a cabo adecuadamente, el niño no aprenderá lo que es bueno y malo, no fortalecerá su moral. Tal vez deje de hacer lo que se le censura por temor, pero no por convicción. Lo importante es que el adulto ejerza su autoridad de manera que le dé la oportunidad al niño de aprender algo de la experiencia. Ante un berrinche, por ejemplo, se lo puede ignorar, excluir al pequeño del grupo hasta que se calme, y explicarle que esas son las consecuencias de su acción. Aprenderá a tener más cuidado la próxima vez. Se le puede invitar a que participe en la reposición del daño causado, remendando el libro destruido, el juguete quebrado, el dedo maltratado del hermano y, por último, es importante afirmar que la censura mediante palabras o gestos es a menudo insuficiente para que el niño se dé cuenta de que con su acción ha roto el vínculo de confianza mutua y de solidaridad al hacer algo desagradable a los otros, si existe una fuerte relación familiar.

“Educar a un niño es como sostener en la mano un jabón. Si aprietas mucho sale disparado, si lo sujetas con indecisión se te escurre entre los dedos, una presión suave pero firme lo mantiene sujeto”.


Elaboración: Máster Natalia Calderón Astorga.

Poner límites claros y adecuados a la capacidad del niño




El grado de autocontrol que tienen los niños depende, en gran medida, de la actitud de los padres. El autocontrol como la tolerancia al dolor se educa. Todos hemos oído casos de niño que a muy corta edad han sido operados en tantas ocasiones que cuando sus padres les dicen que van al hospital cogen su osito y no muestran mayor rechazo. Con la capacidad para tolerar frustraciones y para auto controlar las expresiones de agrado o desagrado sucede lo mismo. Un niño puede haber aprendido que cuando papá dice que no, esa decisión es inamovible, pero también puede saber que se le permitirá gritar, protestar y tirarse al suelo para mostrar frustración sin que nadie le pare los pies. El grado de autocontrol y de tolerancia a la frustración está muy relacionado con la capacidad de la familia para hacer respetar su autoridad. La familia tiene más razones para saber que debe poner límites claros y que sean adecuados a lo que el niño puede ofrecer.

Principios básicos para madres y madres que desean educar bien:

1. Nosotros somos los educadores, la escuela o colegio sólo complementan.
2. Educar bien es enseñar a: conocer las propias posibilidades, desear crecer, aceptar nuestras limitaciones y nuestras virtudes de forma sana, es enseñar a vivir.
3. Educar bien es enseñar a adaptarse a todas las situaciones: buenas o malas.
4. Educar no es proporcionar experiencias buenas y asilarle de las malas. Es ayudarle a aprender de ellas.
5. Para educar bien no existen recetas, se aprende de experiencias concretas y luego se generaliza.
6. Educar es una toma de decisiones constante.
7. Nuestras decisiones están muy influidas por cómo hemos sido educados.
8. Ser conscientes de ello ayuda a educar más sensatamente.
9. Educar bien a mi hijo (a), no es compensarle por loo que nosotros no hemos recibido en nuestra niñez. “Los hijos no nacen con tus carencias ni necesidades, no se las crees”.
10. Debo ser consciente de lo que me transmitieron cuando me educaron.
11. Debo educar en el presente con perspectiva de futuro.
12. Una mala actuación ahora se paga con creces en el futuro.
13. No debo angustiarme. Si no puedo, busco ayuda.
14. Para educar bien es necesario tener sentido común.
15. Muchas veces necesitamos una visión objetiva desde fuera.
16. No dudes en pedir orientación educativa aunque el problema parezca pequeño.
17. No existen los superpadres, todo el que te comente que su relación con su hijo es perfecta, puede ser que necesite aparentar o que no quiere ver los problemas.
18. Nada es lo mismo para un hijo que para otro.
19. Educar bien no es buscar las mismas condiciones para todos, sino es dar a cada hijo lo que necesita. Hacerlo así no es ser injusto, ayuda a los hijos a crecer aceptando la individualidad de cada uno.
20. Educando voy a cometer errores.
21. No hay error que no se enmiende.
22. Puedo rectificar sin perder la autoridad.
23. No importa lo que sucedió en el pasado, si hay problemas hay que “tomar la situación de inmediato”.
24. Sé positivo. Dile a tu hijo lo que degusta y pon un límite a lo que no te gusta.
25. Un niño (a) es una antena parabólica constante. Se entera de todo, lo imita todo. El niño aprende más de lo que ve, que de lo que decimos.
26. El mayor deseo del niño es controlar el entorno.
27. En el entorno también estamos nosotros. Controlar nuestras reacciones le fascinará, incluso aunque sea a costa de que nos enfademos con él o ella.
28. El niño necesita libertad conducida.
29. Si nosotros no ponemos límites a su conducta, lo hará él.
30. Nunca debo mentirle. Si le enfrento a aquellas cosas que no le gustan pero que debe aceptar, le preparo para asumir la realidad.
31. Si le miento lo haré un inmaduro (necesitará que le disfracemos las cosas para aceptarlas) y un inseguro (si no puedo confiar en mis padres ¿en quién puedo confiar?
32. Debo explicarle las cosas (casi siempre) y de forma breve.
33. A veces los niños necesitan un “Porque yo lo digo”.
34. Levantar castigos o encubrir los errores sólo es sobreprotección. Las personas sólo aprendemos de nuestros errores si vivimos las consecuencias de los mismos. Formamos hijos inmaduros incapaces de enfrentarse a la frustración.
35. El mayor deseo de un niño es que papá y mamá estén pendientes de él.
36. La atención que le prestamos es nuestra mejor arma. Quién sabe cómo y cuándo prestar atención a su hijo(a) sabe educar.
Todos estos principios se pueden resumir en el siguiente pensamiento:
• Sé que puedes.
• Por eso te enseño y te exijo.
• Y como sé que te cuesta esfuerzo, te lo reconozco.

¿Por qué es necesario poner LÍMITES y establecer REGLAS?

• Los niños necesitan ser guiados por los adultos para que aprendan cómo realizar lo que desean de la manera más adecuada.

• Es fundamental establecer reglas para fortalecer conductas y lograr su crecimiento personal.

• Los límites deben basarse en las necesidades de los niños.

• Lo que se LIMITA es la CONDUCTA, no los sentimientos que la acompañan. A un niño se le puede solicitar que no haga alguna cosa, pero nunca se le puede pedir que no sienta algo o impedirle una emoción o sentimiento.

• Los LÍMITES deben fijarse de manera que no afecten el respeto y la autoestima del niño. Se trata de poner límites sin que el niño se sienta humillado, ridiculizado o ignorado.

• Señale la situación problemática empleando pocas palabras. Los sermones son poco efectivos y alteran a las personas.

• Evite calificar al niño, solamente señale el problema.

• Sea firme, pero tranquilo.


¿Qué podemos hacer?


• Dedique el tiempo suficiente... Si uno está mal para enfrentar el día, si no se lleva bien con otros miembros, si se siente presionado o si tiene temor por el día que se avecina, los niños sentirán esta tensión.

• Cuando no se respetan los LÍMITES, debe traer consecuencias. Las cuales deben ser proporcionales, directas y, en la medida de lo posible inmediatas a la situación que las provoca. Las consecuencias deben ser adecuadas a la situación. Esto es, que guarden una relación natural o lógica con la conducta en cuestión.

• Las REGLAS deben establecerse de común acuerdo entre padres e hijos, deben ser el producto de la discusión y el entendimiento.

• Es más fácil establecer DISCIPLINA cuando la persona responsable de los niños realmente se siente satisfecha de estar a cargo del niño, cuando disfruta al compartir con ellos y cuando es capaz de respetar la necesidad de seguridad de ellos. La disciplina da buenos resultados cuando los adultos son firmes, observadores y afectuosos, nunca si estos se muestran superficiales. La disciplina debe ser firme pero nunca grosera, respetuosa y no hiriente, o sea debe controlar pero nunca lastimar al niño.

• NO queremos que los niños crean que porque deseamos ser sus amigos, ellos podrán hacer lo que deseen. No queremos tampoco que nos tengan miedo. El mundo necesita gente que tenga coraje y que sea original, no gente TIMIDA.

• La DISCIPLINA depende en gran parte de las habilidades y de las conductas de los adultos, como también de la capacidad para combinar el afecto y el control. Esto es difícil, pues exige mucho de nosotros mismos. La buena disciplina no es solamente castigar o lograr que las reglas se cumplan, implica también que nos gusten los niños y que ellos se sientan aceptados y queridos por nosotros. El proveerles de reglas claras y apropiadas es sólo para su protección.

• Nuestra conducta y actitudes afectan la conducta de nuestros hijos. Es posible que los niños se sientan bien, pero empiezan a portarse mal si se les dirige masivamente, o se les grita, en lugar de tratarlos como seres humanos. Los niños imitan la conducta de los adultos y si el adulto es grosero, estos también lo serán.

• La DISCIPLINA no es sólo una palabra, una técnica o un conjunto de reglas. Se requiere combinar el afecto con el control; además el planear y el organizar muy bien el espacio, como también distribuir el tiempo disponible. El manejo de los niños debe ser gentil pero con autoridad, ofreciéndoles siempre dirección y conductas apropiadas para imitar. Los niños necesitan adultos que tengan autocontrol y en quienes ellos puedan confiar.

• Además, debemos recordar que el tono de voz, el uso de las manos, los gestos y las acciones pueden contribuir a controlar problemas. Las palabras del adulto también pueden ayudar al niño a comprender sus sentimientos y los de otros.
“Recuerde el que su hijo (a) estudie o NO lo haga, es una cuestión de REGLAS y de límites, que los padres debemos aprender a manejar”.

Elaboración: Máster Natalia Calderón Astorga.

Manejo de límites




Cuando los papás acuden a consulta, los psicólogos suelen mencinar que "hay que poner límites", y los padres entienden que "hay que aplicar castigos", lo cual no es así. Al decirse que hay que limitar la conducta, se entiende sobre la necesidad de orientarla hacia un contexto adecuado, en un momento correcto, con una intensidad y frecuencia concreta.

Algunas consideraciones importantes sobre este temas son:

* Los límites son necesarios, pues ellos brindan al niño un marco de funcionamiento asertivo; en ausencia de los limites el niño hace lo que el quiere.

* La madre y el padre deben tener claro que son ellos, como adultos, quienes deben tener el control de la situación, pero este no se gana con gritos o golpes, por el contario, se logra con respeto y credibilidad. El control no se impone a la fuerza. Se trata de ser cortés pero firme en la orientación de la conducta.

* Es importante entender que los niños crecen y se hacen adolescentes, razón por la cual los límites se deben ir negociando conforme la persona crece, de acuerdo con su edad y responsabilidad.

* Mantener reglas fijas a lo largo de los años puede generar un distaciamiento importante en la comunicación familiar, dada la frustración del hijo al no tener acceso a algunas cosas.


La independencia viene de la mano de la toma de decisiones con responsabilidad. El objetivo será enseñar a los hijos a tener variedad de respuestas ante las situación para que pueda entonces desenvolverse adecuadamente en su vida.


Autor: Lic. Galo Guerra
Tomado de Hablemos de Niños

lunes, 3 de octubre de 2011

La influencia de Halloween en los niños


Origen:

Aproximadamente trescientos años antes del nacimiento de Cristo, los celtas vivieron en las Islas Británicas, Escandinavia y Europa Occidental. Eran una sociedad como cualquiera de las de hoy, pero sus usos y costumbres fueron controlados por una sociedad de sacerdotes paganos llamada los druidas.

Ellos adoraban y servían a Samhain, dios de la muerte. Cada año, el 31 de octubre, los druidas celebraban la víspera del año nuevo céltico en honor de su dios Samhain.

"Las raíces paganas de la celebración se atribuyen a la celebración celta de «Samhain» del culto a los muertos. Se trata de una tradición anterior a la invasión de los romanos (46 a.c.) en las Islas Británicas, enmarcada en la religión de los druidas en Inglaterra, Francia, Alemania y en los países célticos.

Si bien se sabe poco de estas celebraciones, parece que las festividades del Samhain se celebraban muy posiblemente entre el 5 y el 7 de noviembre (a la mitad del equinoccio de verano y el solsticio de invierno) con una serie de festividades que duraban una semana, finalizando con la fiesta de «los muertos», que daban inicio al año nuevo celta.

En esta fiesta, los druidas, a manera de médiums, se comunicaban con sus antepasados esperando ser guiados en esta vida hacia la inmortalidad. Los druidas creían que en esa noche en particular los espíritus de los muertos regresaban a sus antiguos hogares para visitar a los vivos. Y si los vivos no proveían comida a estos espíritus malignos, toda clase de cosas terribles podrían ocurrirles. Si los espíritus malignos no recibían un festín (treat), entonces ellos harían travesuras malas a los vivos (trick)."


Trick-or-treat, treta o trato (origen del "dulce o travesura"):

Los sacerdotes druidas iban de casa en casa exigiendo alimentos y en algunos casos niños y vírgenes para ofrendar en sacrificio a su dios Samhain en el festival de la muerte, si se los daban se hacía un trato (treat) y se iban en paz. Si la gente de la aldea no daba a los druidas el alimento o persona que exigían, se lanzaba una maldición sobre la casa entera y según ella, alguien de esa familia moriría ese año. Esa era la trampa o treta (trick).


Jack-O-Lantern (la calabaza que simboliza halloween):

Los druidas llevaban con ellos un nabo grande, el cual habían ahuecado en el interior, con una cara tallada en el frente, para representar el espíritu demoníaco del que recibían su poder y conocimiento, mismo que se encargaría de ejecutar toda maldición e iluminar su camino. Este espíritu se llama "espíritu familiar". El nabo, encendido por una vela dentro, era una linterna para los druidas por la noche. Ellos llamaron "Jock" al espíritu de la linterna. Cuando estas prácticas llegaron a Norteamérica en los siglos 18 y 19, los colonizadores hallaron que los nabos no eran tan grandes, así que los substituyeron por calabazas. Desde entonces a esta figura tan representativa del Halloween se le llamó "Jock, el que vive en la linterna" y después vino a ser "Jack-O-Lantern" o Linterna de Jack.


¿Qué significa Halloween? ¿Qué hay detrás de estas fiestas?

Una de las artimañas de Satanás es disfrazar las cosas más nocivas de cosas que aparentemente son inofensivas. Hay cosas que cuando los seres humanos las hacemos, nos afectan, no solamente física, sino también espiritualmente. Muchos han transado con cositas pequeñas en pos de obtener lo que se ha bautizado con el nombre de "tradición", "entretenimiento" o "fiestas", etc. Pero… ¿qué hay detrás de ciertas celebraciones que el hombre contemporáneo encuentra en su calendario?

En en libro de Cantares, dice: "Las zorras pequeñas son las que echan a perder la viña" Cantares 2:15. Si nosotros comprometemos nuestras creencias en pos de celebrar una fiesta cuya procedencia es altamente cuestionable, una fiesta durante cuyo transcurso hay asesinatos, ritos satánicos, brujería, etc,… ¿No estamos acaso permitiendo que sean las "pequeñas zorras" las que echen a perder la viña?


Halloween es oficialmente la festividad de los satanistas, ocultistas, espiritistas y adoradores de Satanás. Y pese al escepticismo de muchos, es algo netamente real. Para ellos significa el inicio de un nuevo año para el ejercicio de la brujería. Como se explicaba antes, los rituales generalmente terminaban en perversiones heterosexuales, prácticas hechiceras y sacrificios de niños, de los cuales, bebían su sangre y comían sus carnes para obtener más poder diabólico en sus hechicerías y brujerías.


Disfrases de Halloween: Tienen su origen en los chamanes o brujos.
Los brujos o chamanes se metían dentro de pieles de animales para tratar de reencarnar en ese animal y manifestarse a través de estos la vida que habían perdido. Cambiaban su personalidad al ponerse la máscara y poder comunicarse con el mundo de los espíritus el disfraz puede absorber el poder del animal o persona representada en la máscara o disfraz, este poseía a la persona, osea que cuando un niño se disfraza, es poseído inmediatamente por un espíritu, dependiendo de que se hayan disfrazado.



Otras actividades que se práctica en Halloween:

1. Guija: muchos niños y jóvenes por ignorancia usan este juego para intentar entrar en contacto con espíritus y que alguno le conteste sus preguntas, no es ningún pasatiempo inocente, sino que esto puede llevarlos a enfrentar consecuencias como enfermedades mentales y posesiones demoniacas.

2. Vudú: los brujos toman un muñeco y con este hacen rituales a otras personas.

3. Gatos negros: usan gatos negros, niños, mujeres vírgenes, para hacer sacrificios

4. Sacrificios: es una ofrende humana a un dios, en señal de homenaje, en estas fechas se usa dar ofrendas vivas ya sea animales, bebés, o mujeres vírgenes.


CONSECUENCIAS DE ESTA CELEBRACIÓN

Todo lo relacionado con el día de las brujas está relacionado con el mundo escondido, oscuridad, muerte y temor en una forma.

Las consecuencias físicas que representa el Halloween para los niños se pueden discernir fácilmente, sin embargo, los daños físicos no se comparan con los daños espirituales.

La más grande consecuencia que participar de esta celebración puede tener, es la exposición a espíritus, los cuales están listos para poseer a los niños y cualquier persona que practique o sea parte de esta “fiesta”.

Estas prácticas paganas son condenadas por la palabra de Dios:

- La brujería y la hechicería eran castigadas con la muerte. Éxodo 22:18.
- El comunicarse con los espíritus bloquea nuestra comunión con el Señor. Levitico 20:6.
- Todos los que acudieron a los mediums fueron descartados del pueblo. Levitico 20:6.
- Es una obra de la carne. Gálatas 5:21.


Halloween: Dios nos ordena que no nos contaminemos con estas prácticas propias de gentes paganas; Él aborrece que sus hijos participen de fiestas que no glorifican su nombre, y en el Halloween en ningún momento se hace énfasis en algo positivo, sólo se glorifica a la muerte y todo símbolo de tipo satánico.

Día de Los Muertos: Dios establece que el hombre muere una vez y después de esto viene el juicio.
Cuando se celebra el día de los muertos, realmente no es para esos seres queridos que han muerto, sino para el "dios de la muerte" y Dios dice que Él ya venció a la muerte por la resurrección de su Hijo Jesucristo.


¿Cómo puede afectar esta celebración?

Espiritualmente, la práctica de Halloween es una invocación demoníaca, y una celebración satánica de alto nivel. Los niños son los más afectados; en unos por la sensibilidad de sus almas se vuelven temerosos e inseguros, no pueden dormir porque sufren pesadillas y experiencias negativas por las noches. Los niños mayores se vuelven rebeldes, agresivos, y violentos.

Al ser participantes de esta festividad se atraen influencias espirituales de maldad y se impide que DIOS habite en sus corazones, por la contaminación de sus almas y cuerpos.

La celebración introduce a los niños a involucrase en ritos que en el mejor de los casos no son cristianos y que en definitiva no le dan la gloria a Dios. Cuando a los niños se les enseña que está bien jugar con la oscuridad, con esqueletos, máscaras tenebrosas, gatos negros, sangre, brujería, adivinación, etc., también se le introduce al virtual envolvimiento con ritos cultistas en el futuro.



¿Qué podemos hacer?

1. Explique a los niños el fondo histórico y espiritual de la festividad de Halloween, que los niños puedan tomar sus propias desiciones.

2. No deje que sus hijos hagan tareas escolares con ninguna fiesta pagana.

3. No regale dulces a los niños que lleguen a su puerta; compártales tratados con información de esta "fiesta".

4. Ocupe sus tiempo en la Oración de Intercesión por las almas de los niños que por ignorancia se contaminan sus almas.

5. Cubra sus hijos y su casa con la sangre de Cristo.


¿Cuál es la responsabilidad de todo creyente?

Como padre creyente, usted tiene la responsabilidad de no permitir a sus niños que sean expuestos a una celebración, que si bien tiene la primera intención de honrar a los muertos, es también usada por grupos paganos para celebrar sus ritos satánicos. Lo que puede parecer a sus niños como juegos inofensivos pueden convertirse en grandes casos de trasferencias de espíritus que estoy seguro usted no desea que su hijo traiga a su casa.

Esa noche hay más espíritus inmundos en los aires que ningún otro día del calendario, no permitamos que nuestros niños se contaminen.


Licda. Sandra Castro Castillo
Pastora de Niños
Ministerio Bendición para las Naciones

ninos@bendicionparalasnaciones.org

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La falta de conocimiento podría destruir



Desde el principio de la humanidad, la formación fue una de las órdenes que nuestro Padre Dios dio a Adán y Eva, conforme lo vemos en Génesis 1:28, en cuanto a fructificar y multiplicarse, ellos fueron creados a imagen y semejanza de Dios, y debemos recordar que Dios es omnisciente, es decir, que todo lo sabe. Un ejemplo claro de cómo el hombre fue creado con un gran conocimiento a imagen y semejanza de Dios lo vemos en Génesis 2:20, cuando Dios llevó a Adán para que pusiera nombre a todos los animales creados, y cuyo nombre se mantiene.


El plan de Dios era que ese conocimiento con el cual fue creado el hombre, fuese traspasado a las siguientes generaciones para que el hombre pudiese ser un digno representante de Dios acá en la tierra, y pudiese gobernar la tierra de la mejor manera.


Pero en el momento en que el hombre desobedece, el plan de Dios se ve quebrantado, y es en donde empiezan a verse las consecuencias de la desobediencia, y de la falta de formación sobre la humanidad. El primer ejemplo de esta falta de formación lo podemos mirar en Génesis 4:2-10, cuando Caín trae una ofrenda a Jehová que no le agrada, a diferencia de su hermano Abel que sí fue del agrado de Dios, causando celos y envidia y hasta la muerte de un hermano, estos hechos nos parecerían normales en una sociedad como la nuestra, y en personas que no conocen del amor y de la misericordia de Dios, pero en aquellos días, de lo más normal sería imaginarse que los primeros seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios, llenos de conocimiento formaran a sus hijos , en cuanto a lo que agradaba a Dios y en cuanto al temor de Dios, pero lo que se puede ver es como no hubo formación en ambos hijos de la misma manera, Abel sabía lo que agradaba a Dios porque lo tuvo que mirar en alguna parte, de alguien tuvo que haber aprendido, esto lo digo por la naturaleza de aprendizaje del ser humano, sabemos que el hombre aprende conforme con lo que observa, o según le es estimulado su medio ambiente, y por otro lado vemos como Caín, probablemente, nunca fue instruido o formado en cuanto a las ofrendas que agradaban a Dios y mucho menos, en cuanto al valor de la vida , dada por el Creador.
Hoy, al igual que en el resto de la historia, podríamos decir que el mismo patrón se repite, la mayoría de los jóvenes crecen sin formación alguna o sin poder mirar un ejemplo que les guíe como molde de vida para poder vivir de la manera correcta, entendiendo el plan de Dios para ellos y alcanzando bendición abundante para sus vidas en general.

Muchas veces, el problema nos es por falta de conocimiento, si no, más bien, por que ese conocimiento no es traspasado a los jóvenes en el tiempo correcto, es decir, no son formados, esto provoca que una de las etapas más hermosas de la vida se convierta en un tiempo de gran sufrimiento y perturbación.