miércoles, 29 de febrero de 2012

El nos amó primero



Con frecuencia me he encontrado con cristianos frustrados. Ellos están procurando por todos los medios tener algún encuentro con Dios. Exclaman con desilusión: «¡Yo le busco y trato de agradarlo en todo, pero él no me contesta! Es como si estuviera ausente.»

La frustración de estas personas es real. Pero no tiene que ver con la falta de respuesta en el Padre, sino de un concepto errado que se ha hecho fuerte entre nosotros. Y es que muchos de nosotros tenemos un Dios que es más parecido a nosotros que al Dios que describe la Biblia. Es un Dios que es selectivo en escoger con quien se relacionará. A unos pocos, les favorece con extraordinarias experiencias y los visita con su favor. El resto de nosotros parecemos tener alguna característica que nos descalifica para llegar a esto.

Su interés en estar cerca de cada uno supera al de nosotros, en participar de nuestra vida y en bendecirnos con lo que ha preparado para sus hijos.
El resultado es que pasamos gran parte de nuestro tiempo tratando de modificar nuestras vidas para que él se fije en nosotros. En esta versión de la vida espiritual, Dios es distante e indiferente con nosotros. Debemos encontrar la manera de convencerlo que se fije en nosotros, de que le dé un poco de importancia a lo que nos está aconteciendo. De alguna manera necesitamos seducirlo para que también a nosotros nos ame.

Nuestro Padre, sin embargo, no es un padre caprichoso como lo pudieron ser algunos de nuestros padres terrenales. Su interés en estar cerca de cada uno supera al de nosotros, en participar de nuestra vida y en bendecirnos con lo que ha preparado para sus hijos. No necesita que nadie lo convenza para hacer esto, porque quien ha tomado la iniciativa para buscarnos es él. «Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los escogí a ustedes, y los designé para que vayan y den mucho fruto» (Jn 15.16)

¿Qué demanda de nosotros este cambio de óptica? Que nos relajemos un poco y dejemos que él nos ame. Cuando hayan cesado nuestros esfuerzos desesperados por alcanzarlo, comenzaremos a darnos cuenta de que ya hemos sido alcanzados por su amor, y que de mil maneras diferentes cada día nos hace notar que él nos busca con amor eterno.

Dios no puede ser conquistado por la fuerza. ¡Debemos ser como niños, y dejarle a él que nos seduzca a nosotros con su incomparable amor!

Para pensar:El autor Thomas Kelly, que escribió una pequeña gema llamada Un Testamento de devoción, nos hace notar: «En esta época humanística, suponemos que el hombre es el que inicia y Dios el que responde. Pero el Cristo viviente en nosotros es el que inicia y nosotros somos los que respondemos. Dios el amante, el seductor, el que revela la luz y las tinieblas es el que invita. Y toda nuestra aparente iniciativa no es más que respuesta, un testimonio a su presencia y obra secreta dentro de nosotros.»



tomado de> http://www.desarrollocristiano.com/devocionales.php

jueves, 23 de febrero de 2012

Trastornos de conducta



"¿Cómo se manifiestan?" Los trastornos de conducta en los jóvenes constituyen un grupo complicado de problemas emocionales y del comportamiento. Los niños y adolescentes que sufren estos trastornos tienen mucha dificultad en seguir las reglas y en comportarse de manera socialmente aceptable.


Otros niños, adultos e instituciones sociales los consideran "malos" o delincuentes en lugar de considerarlos con un problema de salud mental.

Los niños y adolescentes con trastornos de conducta pueden manifestar algunos de los siguientes problemas del comportamiento:

Agresión hacia las personas y los animales:
• acosa, intimida o amenaza a los demás,
• a menudo inicia peleas físicas,
• ha usado un arma que puede causar daño físico serio a otros (por ejemplo: palos, ladrillos, botellas rotas, cuchillos o revólveres),
• es físicamente cruel con las personas o animales,
• roba a sus víctimas mientras las confronta (asalto),
• obliga a otro a llevar a cabo una actividad sexual.


Destrucción de la propiedad:
• deliberadamente prende fuegos con la intención de causar daño,
• deliberadamente destruye la propiedad de otros.


Engaños, mentiras o robos:
• fuerza la entrada en el edificio, casa o automóvil de otros,
• miente para que le den las cosas, para obtener favores o para evitar las obligaciones,
• roba artículos sin confrontar a la víctima (por ejemplo, roba en las tiendas, pero sin forzar su entrada para robar).


Violación seria a las reglas:
• se queda la noche fuera de la casa aún pese a la objeción de sus padres,
• se escapa de la casa,
• deja de asistir a la escuela cuando le parece.


Los niños que muestran estos comportamientos deben recibir una evaluación por parte de un profesional de la salud mental. Muchos niños que exhiben problemas de conducta pueden tener otros trastornos tales como trastornos de estado de ánimo, ansiedad, estrés postraumático, abuso de substancias, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), problemas con el aprendizaje, los cuales también pueden ser tratados.

"¿Cómo se tratan los trastornos de conducta?"

Las investigaciones demuestran que los jóvenes con trastornos de conducta tendrán problemas si ellos y sus familias no reciben tratamiento a tiempo. Sin el tratamiento, muchos de estos jóvenes con trastornos de conducta no lograrán adaptarse a las demandas que conlleva el ser adulto y continuarán teniendo problemas en sus relaciones sociales y manteniendo un empleo. A menudo contravienen la ley o se comportan de manera antisocial.

Muchos factores pueden contribuir al desarrollo de los trastornos de conducta en el niño, incluyendo lesiones en el cerebro, el haber sufrido abuso, vulnerabilidad genética, el fracaso escolar y las experiencias traumáticas de la vida.

El tratamiento de los niños con trastornos de conducta puede ser complejo y retador. El tratamiento se puede proveer en una variedad de escenarios dependiendo de la severidad de los comportamientos.

Además del reto que ofrece el tratamiento, se encuentran la falta de cooperación del niño y el miedo y la falta de confianza de los adultos. Para poder diseñar un plan integral de tratamiento, el psiquiatra de niños y adolescentes puede utilizar la información del niño, la familia, los maestros y de otros especialistas médicos para entender sus causas.

La terapia de comportamiento y la psicoterapia generalmente son necesarias para ayudar al niño a expresar y controlar su ira de manera apropiada. La educación especial puede ser necesaria para los jóvenes con problemas de aprendizaje. Los padres frecuentemente necesitan asistencia de los expertos para diseñar y llevar a cabo programas educativos en casa y en la escuela. El tratamiento puede también incluir medicamentos para algunos jóvenes, como aquéllos que tienen dificultad prestando atención, problemas con los impulsos o aquéllos que sufren de una depresión.

El tratamiento raras veces es corto ya que toma mucho tiempo establecer nuevas actitudes y patrones de comportamiento. Sin embargo, el tratamiento a tiempo ofrece una oportunidad para considerable mejoría en el presente y una esperanza de éxito en el futuro.

Tomado de: http://www.baobabparents.com/padres/articulo

Mantener la autoridad como padres



"El cambio de autoridad de padres a hijos: El Síndrome del Emperador o El Pequeño Dictador"

Uno de los papeles de los padres es ayudar a su hijo a crecer, no solo alimentándolo y cuidando su salud física, sino ayudándolo a aprender y a entender las normas sociales necesarias para interaccionar y adecuarse al colegio o con sus amigos. Para ello los padres deben asumir un rango de autoridad frente a sus hijos y obtener su respeto. De lo contrario, si asumen un papel de amigos o iguales, el niño deja de aprender un amplio número de normas sociales que le permitirán convivir con el resto de la sociedad.


Muchos padres, inseguros, y temerosos de ser demasiado rígidos con sus hijos mayores, adoptan estilos educativos blandos y permisivos. Estos padres no se imponen ante sus hijos, no se niegan ante las demandas inadecuadas de sus hijos, ofreciéndoles todo aquello que los hijos piden. Esto hace que los niños cada vez pidan más y no se conformen nunca con lo que tienen, faltan límites, a la vez que dejan de aprender resolución de conflictos.


Esta falta de normas rígidas hace que muchos niños asuman el rol de autoridad. Son niños que pese a estar en edad escolar se comportan como manipuladores, que mediante la agresividad verbal o física, a través de pataletas, chantajes emocionales, etc. imponen sus propias normas.


Ante esta situación se produce un descontrol y se inicia una lucha de poder.
Si unimos este permisivismo a un temperamento difícil puede surgir el denominado Síndrome del Emperador, niños egocéntricos que solo piensan en su propios interés, no toleran la frustración, reaccionan con agresividad, a menudo no tienen remordimientos por sus actos, son desobedientes y maleducados e insultan e, incluso, pegan a sus padres como si de algo natural se tratase. Sólo un 10% de estos niños tiene un trastorno que justifica su conducta.


Es el deber de los padres educar a sus hijos en edad escolar y marcar los límites. Deben actuar con asertividad, siendo capaces de decir que "no" y no sentirse culpables por ello, eso no hace daño al hijo, sino que se lo educa y se lo prepara para tolerar la frustración, puesto que en la vida se enfrentará a múltiples situaciones en que tendrán que aceptar el rechazo.


Tomado de: http://www.baobabparents.com/padres/articulo