lunes, 7 de enero de 2013

Caractericas de una vida cristiana



En la vida hay cosas que a veces nos pueden parecer maravillosas, únicas o hasta incomparables, pero nada en el mundo se puede comparar con estar y experimentar la presencia de Cristo. Y cuando le servimos en alguna área del ministerio, es más importante tomar en cuenta algunas cosas que necesitamos tener en nuestra vida cristianan

Nosotros como jóvenes cristianos, debemos estar siempre buscando mas y mas de la presencia de Dios, y no darle al enemigo la oportunidad de venir a poner en nuestra mente ideas negativas, y hacer que el gozo de Dios se aparte de nuestras vidas. Recuerda joven; siempre debemos estar gozosos y tratando de experimentar cada vez mas a Cristo.

En filipenses 4:4-9, se expresa la definición de la realidad interna de una persona que vive y experimenta a Cristo. No podemos pensar en experimentar la presencia de Dios, si no estamos realmente dispuestos a hacerlo, en estos versículos, la palabra de Dios nos da nueve características que nosotros como jóvenes cristianos, debemos reunir para llevar una verdadera vida cristiana.

1. Estar siempre alegres: según el versículo 4, debemos estar siempre gozosos y regocijados. En libro de Filipenses las palabras gozo o regocíjense, se repite de 12 a 14 veces, entonces podemos ver que la clave para disfrutar de la verdadera presencia de Dios, es estar siempre gozosos, esto nos ayudara a cumplir o convivir con las otras características de la vida cristiana.

2. Ser gentiles (compresivos): en el versículo 5 la palabra de Dios nos dice que debemos como cristianos ser compresivos, quiere decir que no debemos tener en nuestras vidas vanagloria, debemos estar libres de toda rivalidad, murmuraciones, resentimientos y no discutir con otras personas. El Señor esta cerca, no debemos estar preocupados y debemos dejar que las personas que están a nuestro alrededor, nos vean y conozcan como personas moderadas, tranquilas, compresivas, que no nos irritamos ni molestamos, que estamos con paz y sosegados. Este es un aspecto que muestra una persona que vive a Cristo.

3. No ser afanados (preocupado, angustiados, inquietos): En el versículo 6, se nos dice que no seamos ansiosos, dice la palabra de Dios en este versículo, que no nos preocupemos por nada, si no que oremos y confesemos nuestra necesidad y demos gracias. El enemigo constantemente trae la preocupación, los problemas, la ansiedad, el afán a nuestras vidas y nos aleja de la comunión con Dios, por eso debemos llevar una vida que sea la expresión de Cristo y no preocuparnos, si no orar y dar gracias, creyendo que Dios escuchó y contestará nuestra necesidad, según nos dice Mateo 6:25 “...no os afanéis por vuestra vida, que habéis de comer o que habéis de vestir...”


4. Verdaderos: Debemos ser verdaderos en un vivir con Cristo, no falsedad, no mentiras, no debemos hacer nada en forma ligera sin pensar, solo debemos estar con la verdad y con trasparencia ante todo.

5. Honorables: Debemos tener dignidad, ser respetuosos con las personas que están a nuestro alrededor, que vean en nosotros cristianos honorables de verdad.

6. Justos: En Santiago 5:16, dice “...La oración eficaz del justo puede mucho...”, por lo tanto hay actuar correctamente esperando que Dios apruebe nuestros actos.

7. Puros: Debemos ser sencillos en nuestras acciones y hacer lo moralmente limpio ante los ojos de Dios.

8. Amables: En la sociedad en la que nos desenvolvemos, ser amable abre muchas puertas, por eso es mejor ser amable que no ser groseros o antipáticos, debemos como jóvenes cristianos tratar de darnos a querer por las personas que nos rodean.
9. Buen nombre: Hacer las cosas dejando una buena reputación, ser corteses, considerados y de buena fama, que se hable bien de nosotros como cristianos.

Cuando hayamos cumplido o adquirido estas características, la palabra de Dios nos dice que pasara con nosotros en el versículo 7, “Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardara vuestro corazón y vuestro entendimiento en Cristo Jesús”, además el versículo 9 nos dice “... y el Dios de paz estará con nosotros”.

Si tenemos a Cristo en nuestro corazón y queremos experimentar y vivir a Cristo, debemos aceptar y adoptar estas características, y hacerlas parte mi vida, solo pidamos a Dios que nos ayude a ser mejores jóvenes y nos de sabiduría para aprender a experimentar su presencia.


martes, 13 de noviembre de 2012

Bendiciendo a sus hijos


Como consejero, muy a menudo veo los beneficios y los resultados desgarradores de las elecciones que hacen los padres. Algunas veces es como si escuchara el lloro de Esaú al darse cuenta de que su hermano, Jacob, se había llevado la bendición de su padre: "Pero Esaú insistió: '¿Acaso tienes una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí!' Y

se echó a llorar" (Génesis 27:38).


La súplica desesperada de Esaú por obtener la aprobación de su padre puede escucharse actualmente en las familias. Los jóvenes están sedientos por obtener la aceptación de sus padres — anhelan que su madre y padre reafirmen su valor.
 Satisfacer la necesidad que tienen sus hijos de obtener afirmación no tiene que ser difícil. Una de las maneras de lograr esto es hacer lo que yo llamo “la bendición”. Esta bendición tiene cinco elementos definidos para forjar a sus hijos e hijas, y ayudarles a entender el valor que tienen en su familia y delante de Dios. Esos cinco elementos son:

-tacto apropiado y significativo.

-palabras de amor y aceptación.

-valor puesto en el niño(a).

-reconocimiento de un futuro especial.

-compromiso genuino.

Interpretándolo para su niño(a)

Aunque esta bendición contiene cinco elementos, cada niño(a) es único e interpretará esos cinco elementos de manera diferente. Para mi hija mayor, quien tiene una personalidad entusiasta, tacto apropiado significó un abrazo en la mañana. Mi hija menor se sintió afirmada al sentarnos, mi esposa o yo, enseguida de ella por un largo rato, quizás al leerle una historieta.

La edad es también un factor importante en cuanto a cómo el niño(a) recibe una bendición. A medida que vaya creciendo, su hijo o hija tal vez requiera un tipo de afirmación diferente. Una parte de mostrarle a sus hijos su aprobación y el valor que ellos tienen, es descubriendo cómo afirmarlos de una manera en la que ellos puedan entenderlo.

Bendiciendo a niños en edad preescolar y a párvulos

Los padres de familia pueden cantarles una bendición a los niños pequeños, aún cuando los niños no entiendan todo lo que se está diciendo. Cuando nuestras niñas estaban entre las edades de 2 y 6 años, mi esposa y yo les cantábamos una canción que habíamos creado especialmente para ellas. Decía: "Buenos días, Buenos días, ¿cómo amaneciste? El Señor te bendiga y te guarde todo el día." La canción era simple, pero ayudaba a nuestras hijas a empezar cada día con palabras que hablaban de nuestro amor y el amor de Dios hacia ellas.

Los niños pequeños son afirmados, y sus corazones se mantienen abiertos a Dios, cuando diariamente escuchan palabras referentes al amor que tiene sus padres, y Dios, por ellos.


Afirmando niños de edad escolar:

A medida que nuestras hijas crecían, mi esposa y yo buscamos maneras en las que pudiéramos seguir bendiciéndolas. Nos dimos cuenta que podíamos hacer esto durante el tiempo que nos tomaba llevarlas a la escuela.


Primero, permitíamos que nuestras hijas escogieran un CD para escucharlo mientras conducíamos. Luego, cada mañana, después de escuchar esta canción, mi esposa o yo nos estacionábamos frente a la escuela, volteábamos a verlas, tomábamos sus manos y orábamos por ellas y por su día. Tal vez orábamos por la amistad de una de ellas con alguien o por un examen ese día. Esta oración rápida e individualizada incluía tacto significativo y las unía con el futuro especial que Dios tenía para ellas ese día. Antes de bajarse del auto, ellas sabían que nuestro amor iba con ellas.


Usando bien las palabras con los adolescentes:

Para los jovencitos, la bendición puede ser aún más poderosa — particularmente cuando usted usa todos los cinco elementos como reacción a los retos y dificultades del adolescente. Eso es lo que mi madre hizo por mí cuando yo estaba en el último año de preparatoria.

Nunca olvidaré que estaba sentado cabizbajo en la vieja mesa, esperando lo que yo asumía que iba a suceder: Ella repetiría las palabras de los otros: "¿Por qué no puedes desempeñarte tan bien como tu hermano? Son gemelos, ¿o no?" Ese día, mi profesor dijo más que eso con sus acciones.

Él sostuvo mi trabajo escrito final como si estuviera cubierto con moho. Luego torció sus ojos antes de entregármelo. El resto de la clase tenía una sonrisa de complicidad y me hicieron bulla. Una calificación muy baja estaba escrita sobre mi trabajo, subrayada con pluma roja y en grande.

Esa no era mi primera calificación baja, pero había trabajado bastante duro con ese escrito. Y, si bien, pasé por alto la instrucción de mi profesor de incluir notas a pie de página, él puso en claro que yo era un perdedor. Esperé a que mi mamá terminara de leer mi trabajo escrito.

Finalmente habló. "John, mírame."

Ella ya había leído el trabajo final escrito por mi hermano gemelo — por el cual él había obtenido la más alta calificación, como siempre. - "Mírame," repitió.

Levanté mi cabeza, solo lo suficiente como para que mis ojos vieran sus ojos. Cuando lo hice, ella tomó mi mano al otro lado de la mesa. Mi madre tenía artritis reumatoide, y sus manos estaban retorcidas y dobladas. Su empuñe era increíblemente suave, pero una vez que sujetaba mi mano no podía zafarme sin lastimarla y hacerla llorar. Estaba atascado.

Me sentí quebrantado y avergonzado.

Ella dijo, "John, pudiste haberme despertado y te pude haber ayudado con las notas a pié de página." Cuando bajé mi cabeza nuevamente, ella continuó, "No me importa lo que tu profesor dijo o escribió. Tú haces un buen trabajo usando las palabras cuando escribes, que no me sorprendería si Dios usara tus palabras algún día para ayudar a la gente."



En ese momento, ella me dio un regalo que continúa moldeando mi vida hoy. Ella usó los cinco elementos de la bendición bíblica para hacerme saber que yo tenía valor:

Tacto significativo – Con su empuñe, dijo, "Te amo. Creo en ti."

Palabras de amor y aceptación – Las palabras de mi madre fueron directas, y aún cuando lo que ella decía no era lo que yo quería escuchar, ella hablaba con una dulce amabilidad.

Valor puesto en el niño(a) – Ella vio el potencial en mí, y sus palabras hablaron de mi valor.

Reconocimiento de un futuro especial – Ella me dirigió a un futuro en donde Dios un día podría usar mis palabras para ayudar a otros.

Compromiso genuino – Mi mamá no era perfecta. Algunas veces se cansaba y frustraba conmigo, pero nunca dudé de su amor o compromiso hacia mí.


El reto de la bendición

¿Le gustaría cambiar la vida de sus hijos? Si es así, sea parte de El Reto de la Bendición — que es un millón de padres eligiendo cambiar la vida de los hijos, un niño a la vez, dando un primer paso, simple pero poderoso: escribiendo y leyéndole una bendición a sus hijos. Comparta su historia de afirmación u obtenga más información sobre este reto en TheBlessing.com.

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Dr. John Trent es el co-autor de The Blessing ("La Bendición"), un libro que muestra a los padres de familia cómo afirmar a sus hijos y a otras personas. La edición del 25vo aniversario fue publicada este mes.

Permitiendo que Dios Sane Corazones Rotos


Las Madres y los Padres solteros deben estar consientes de la carga que los niños llevan como resultado de la pérdida o negligencia de un padre o madre.

Melodie Claire Miller

Traducido por Lucrecia Bolaños para Enfoque a la Familia. Editado por Guiselle Jiménez

El dolor de la separación y el divorcio puede ser abrumador para aquellos que quedan

atrás recogiendo las piezas de una familia rota. Desafortunadamente, mis hijos estaban pequeños cuando su padre abandonó el hogar y tuvieron que lidiar con sentimientos de rechazo y abandono.

Las primeras semanas fueron brutales. Reconfortar a los niños aunado a lidiar con mi corazón roto fue agotador. Tuve que sostener en brazos a mi hija Emelia de 3 años, y a mi hijo Elías de 2 años, por horas, mientras lloraban.

Elías estaba muy triste por la ausencia de su padre, pero no podía expresar verbalmente sus sentimientos. A media noche podía despertarse gritando. También surgían momentos en los que Elías vagaba alrededor del cuarto llorando, sin saber que hacer por sí mismo, hasta que colapsaba rendido en el piso. Minutos después, se ponía de pie desesperado para iniciar con el mismo patrón.

A veces lo abrazaba con un gran abrazo de oso. Otras me sentaba en el piso y lo mecía con lágrimas en la cara. Le decía: “Mamá está aquí. Te tengo. Te quiero. No llores más bebé. Elías por favor para. Estás bien. Estás a salvo. Mamá está aquí.” Para silenciarlo, le empecé a cantar a mi hijo. “Dios me quiere, así es, la Biblia me lo dice”. Finalmente, le imploraba a Dios, rogando que reconfortara el alma de Elías con la paz que solo Jesús puede dar.

Proverbios 31:8 nos dice, " Levanta la voz por los que no tienen voz; ¡defiende a los indefensos!" Por lo tanto, yo intercedía por mis hijos, que tenían su corazón roto y le pedía al Señor que los protegiera de los pecados de su padre.

El sollozo de Elías duró muchas noches. Continué abrazándolo, meciéndolo, cantándole himnos y rezando hasta que se durmiera. Su angustia fue disminuyendo poco a poco. Finalmente, durmió bien durante toda la noche.

Aprendí valiosas lecciones acerca de Dios a través de esos momentos difíciles. Comprendí que Dios es: Mi Confortador: Al principio del doloroso camino, me negué a pedirle apoyo a Jesús. Me involucré tanto en intentar averiguar qué estaba pasando y arreglar las cosas por mí misma, que al final lo que hice fue agregar más peso de lo que podía manejar.

Cristo dijo: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso. Porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros. " (Mateo 11:28-30).

Dios se preocupa profundamente y conoce mis aflicciones. Dios ve mi trabajo, y conoce la angustia de mi alma (Salmo 31:7). Cuando compartí mi dolor por el corazón roto de mi hijo, mi Padre celestial sintió mi pena. Necesito recordar subirme en los regazos de mi Padre cuando me siento impotentemente sola. Él anhela amarme consolarme en medio de mi sufrimiento.

Mi Intercesor. Llevo una vívida imagen en mi mente de Dios mirándome cómo yo trataba de ayudar a mi pequeño hijo sin pedirle fuerza y guía a Él. Romanos 8:26-27 dice, " De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe qué es lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega, conforme a la voluntad de Dios."

Mi Todo en Todo. Cuando llamé a Jesús, él se asoció conmigo en el cuidado de mis hijos. No podía haber continuado sin Él. Aprendí que Dios no es solo mi Padre, pero Él también es mi Esposo y el Padre de mis hijos. Él me demostró que yo no era una madre soltera, que no estaba sola. El Señor estaba caminando cada paso a mi lado a través de valles profundos y lugares solitarios.

Los niños sufren de innumerables maneras cuando un padre o una madre faltan en el hogar. De repente y equívocamente son privados del afecto físico y seguridad emocional, aspectos esenciales para su desarrollo. Madres y padres solteros necesitan estar conscientes de la carga que llevan sus hijos como resultado de la pérdida o abandono de un padre.

Si estamos muy atrapados en nuestra soledad y dolor, fallamos en ver el dolor de ellos. Las consecuencias pueden ser graves si no ayudamos a nuestros hijos a entregar sus cargas a Dios. Por lo tanto debemos hacer lo siguiente:

Satisfacer sus necesidades. Tenemos que permanecer en Cristo todos los días para que Él pueda amar y cuidar de ellos a través de nosotros. Cuando nos preocupamos por nuestros hijos, también ministramos el corazón de Dios.

Enseñarles. Debemos demostrar y enseñar a nuestros hijos a confiar en Dios y rezar para que ellos también puedan llevar sus cargas a los pies de Jesús, que dijo: " No los voy a dejar huérfanos; volveré para estar con ustedes." (Juan 14:18). Durante este tiempo, enseñé a mis hijos sobre las promesas especiales de Dios, y fue un gran alivio para ellos. Ellos saben que É les su Padre que los escucha y siempre está disponible para hablarle.

Permitirle a Dios trabajar. Él fielmente sanará nuestras heridas y renovará nuestra esperanza, si confiamos en Él para satisfacer nuestras necesidades más profundas. Con Él, el quebrantamiento se convierte en bendición. Y las heridas de una familia se curan a través de Jesucristo.
tomado de: https://www.facebook.com/pages/Bits-de-lectura-e-inteligencia/315224105155519?ref=ts&fref=ts
A tu Hijo o hija:

"Enséñale a caminar y no reproches cuando tropiece para aprender o cuando elija caminos que no coincidan con los tuyos. 

Enséñale a hablar y luego no lo reprendas cuando deje de repetir tus palabras para pronunciar las suyas. 

Enséñale a pensar y no lo condenes cuando lo que piense no coincida con lo que piensas tu. 

Enséñale a amar y no te interpongas en su camino cuando el decida donde poner su corazón. 

Enséñale a ser libre y no pretendas cortarle las alas cuando el ensaye su propio camino......"


tomado de: https://www.facebook.com/pages/Bits-de-lectura-e-inteligencia/315224105155519?ref=ts&fref=ts