martes, 13 de noviembre de 2012

Bendiciendo a sus hijos


Como consejero, muy a menudo veo los beneficios y los resultados desgarradores de las elecciones que hacen los padres. Algunas veces es como si escuchara el lloro de Esaú al darse cuenta de que su hermano, Jacob, se había llevado la bendición de su padre: "Pero Esaú insistió: '¿Acaso tienes una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí!' Y

se echó a llorar" (Génesis 27:38).


La súplica desesperada de Esaú por obtener la aprobación de su padre puede escucharse actualmente en las familias. Los jóvenes están sedientos por obtener la aceptación de sus padres — anhelan que su madre y padre reafirmen su valor.
 Satisfacer la necesidad que tienen sus hijos de obtener afirmación no tiene que ser difícil. Una de las maneras de lograr esto es hacer lo que yo llamo “la bendición”. Esta bendición tiene cinco elementos definidos para forjar a sus hijos e hijas, y ayudarles a entender el valor que tienen en su familia y delante de Dios. Esos cinco elementos son:

-tacto apropiado y significativo.

-palabras de amor y aceptación.

-valor puesto en el niño(a).

-reconocimiento de un futuro especial.

-compromiso genuino.

Interpretándolo para su niño(a)

Aunque esta bendición contiene cinco elementos, cada niño(a) es único e interpretará esos cinco elementos de manera diferente. Para mi hija mayor, quien tiene una personalidad entusiasta, tacto apropiado significó un abrazo en la mañana. Mi hija menor se sintió afirmada al sentarnos, mi esposa o yo, enseguida de ella por un largo rato, quizás al leerle una historieta.

La edad es también un factor importante en cuanto a cómo el niño(a) recibe una bendición. A medida que vaya creciendo, su hijo o hija tal vez requiera un tipo de afirmación diferente. Una parte de mostrarle a sus hijos su aprobación y el valor que ellos tienen, es descubriendo cómo afirmarlos de una manera en la que ellos puedan entenderlo.

Bendiciendo a niños en edad preescolar y a párvulos

Los padres de familia pueden cantarles una bendición a los niños pequeños, aún cuando los niños no entiendan todo lo que se está diciendo. Cuando nuestras niñas estaban entre las edades de 2 y 6 años, mi esposa y yo les cantábamos una canción que habíamos creado especialmente para ellas. Decía: "Buenos días, Buenos días, ¿cómo amaneciste? El Señor te bendiga y te guarde todo el día." La canción era simple, pero ayudaba a nuestras hijas a empezar cada día con palabras que hablaban de nuestro amor y el amor de Dios hacia ellas.

Los niños pequeños son afirmados, y sus corazones se mantienen abiertos a Dios, cuando diariamente escuchan palabras referentes al amor que tiene sus padres, y Dios, por ellos.


Afirmando niños de edad escolar:

A medida que nuestras hijas crecían, mi esposa y yo buscamos maneras en las que pudiéramos seguir bendiciéndolas. Nos dimos cuenta que podíamos hacer esto durante el tiempo que nos tomaba llevarlas a la escuela.


Primero, permitíamos que nuestras hijas escogieran un CD para escucharlo mientras conducíamos. Luego, cada mañana, después de escuchar esta canción, mi esposa o yo nos estacionábamos frente a la escuela, volteábamos a verlas, tomábamos sus manos y orábamos por ellas y por su día. Tal vez orábamos por la amistad de una de ellas con alguien o por un examen ese día. Esta oración rápida e individualizada incluía tacto significativo y las unía con el futuro especial que Dios tenía para ellas ese día. Antes de bajarse del auto, ellas sabían que nuestro amor iba con ellas.


Usando bien las palabras con los adolescentes:

Para los jovencitos, la bendición puede ser aún más poderosa — particularmente cuando usted usa todos los cinco elementos como reacción a los retos y dificultades del adolescente. Eso es lo que mi madre hizo por mí cuando yo estaba en el último año de preparatoria.

Nunca olvidaré que estaba sentado cabizbajo en la vieja mesa, esperando lo que yo asumía que iba a suceder: Ella repetiría las palabras de los otros: "¿Por qué no puedes desempeñarte tan bien como tu hermano? Son gemelos, ¿o no?" Ese día, mi profesor dijo más que eso con sus acciones.

Él sostuvo mi trabajo escrito final como si estuviera cubierto con moho. Luego torció sus ojos antes de entregármelo. El resto de la clase tenía una sonrisa de complicidad y me hicieron bulla. Una calificación muy baja estaba escrita sobre mi trabajo, subrayada con pluma roja y en grande.

Esa no era mi primera calificación baja, pero había trabajado bastante duro con ese escrito. Y, si bien, pasé por alto la instrucción de mi profesor de incluir notas a pie de página, él puso en claro que yo era un perdedor. Esperé a que mi mamá terminara de leer mi trabajo escrito.

Finalmente habló. "John, mírame."

Ella ya había leído el trabajo final escrito por mi hermano gemelo — por el cual él había obtenido la más alta calificación, como siempre. - "Mírame," repitió.

Levanté mi cabeza, solo lo suficiente como para que mis ojos vieran sus ojos. Cuando lo hice, ella tomó mi mano al otro lado de la mesa. Mi madre tenía artritis reumatoide, y sus manos estaban retorcidas y dobladas. Su empuñe era increíblemente suave, pero una vez que sujetaba mi mano no podía zafarme sin lastimarla y hacerla llorar. Estaba atascado.

Me sentí quebrantado y avergonzado.

Ella dijo, "John, pudiste haberme despertado y te pude haber ayudado con las notas a pié de página." Cuando bajé mi cabeza nuevamente, ella continuó, "No me importa lo que tu profesor dijo o escribió. Tú haces un buen trabajo usando las palabras cuando escribes, que no me sorprendería si Dios usara tus palabras algún día para ayudar a la gente."



En ese momento, ella me dio un regalo que continúa moldeando mi vida hoy. Ella usó los cinco elementos de la bendición bíblica para hacerme saber que yo tenía valor:

Tacto significativo – Con su empuñe, dijo, "Te amo. Creo en ti."

Palabras de amor y aceptación – Las palabras de mi madre fueron directas, y aún cuando lo que ella decía no era lo que yo quería escuchar, ella hablaba con una dulce amabilidad.

Valor puesto en el niño(a) – Ella vio el potencial en mí, y sus palabras hablaron de mi valor.

Reconocimiento de un futuro especial – Ella me dirigió a un futuro en donde Dios un día podría usar mis palabras para ayudar a otros.

Compromiso genuino – Mi mamá no era perfecta. Algunas veces se cansaba y frustraba conmigo, pero nunca dudé de su amor o compromiso hacia mí.


El reto de la bendición

¿Le gustaría cambiar la vida de sus hijos? Si es así, sea parte de El Reto de la Bendición — que es un millón de padres eligiendo cambiar la vida de los hijos, un niño a la vez, dando un primer paso, simple pero poderoso: escribiendo y leyéndole una bendición a sus hijos. Comparta su historia de afirmación u obtenga más información sobre este reto en TheBlessing.com.

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Dr. John Trent es el co-autor de The Blessing ("La Bendición"), un libro que muestra a los padres de familia cómo afirmar a sus hijos y a otras personas. La edición del 25vo aniversario fue publicada este mes.