Desarrollando valores cristianos en los niños
El desarrollo de la niñez desde la perspectiva Bíblica...
Desarrollando valores cristianos en los niños
Introducción
Recientemente se celebró el día del niño en Costa Rica, al igual que se celebra en muchas naciones. No faltan las propuestas, promesas salvadoras y compromisos políticos para un futuro mejor para la niñez.
I. DIOS TIENE UNA VISION DE TRANSFORMACION
2 CORINTIOS 5: 17: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura ES; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (La dimensión del aquí y ahora)
ISAIAS 65: 17: Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento .
ROMANOS 12:2: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
II. NIÑOS Y NIÑAS ESTAN EN EL CORAZON DE DIOS
MARCOS 9:37: El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí, sino al que me envió.
LUCAS 18:16:
Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el Reino de Dios. De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
MATEO 21:16:
Sí, nunca leisteis: De la boca de los niños y de los que maman, perfeccionaste la alabanza.
III. NIÑOS Y NIÑAS SON PARTE DE UNA FAMILIA Y COMUNIDAD.
DEUTERONOMIO 4:9 Por tanto, guárdate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos , y a los hijos de tus hijos.
HECHOS 2:39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
EFESIOS 6:1-4 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa
Y vosotros padres, no provoques a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
IV. MINISTERIO CON NIÑOS REQUIERE SOSTENIBILIDAD
Si los niños y niñas son parte de una visión de Dios para transformar al mundo; Si los niños y niñas están en el corazón mismo de Dios y Si los niños y niñas son parte de una familia y comunidad, entonces la opción viable para facilitar su desarrollo, tiene que estar comprometida con sostenibilidad.
PROVERBIOS 22:6 Capacita al niño sobre como debe vivir. De esa manera, llegará a viejo y nunca se le olvidará.
ISAIAS 65: 19-20
Y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. No habrá más allí niño que muere de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla.
LUCAS 2:52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.
V. PREGUNTAS DE REFLEXION
Cómo percibimos a los niños en nuestro ministerio en la iglesia para servirlos?
Cuáles son las características principales del ministerio que realizamos con los niños?
De que manera esas características son congruentes o no con la visión de Dios?
Qué compromisos podemos adquirir para evitar el paternalismo y promover un desarrollo de los niños que promueve su sostenibilidad en la vida, congruente con la voluntad de Dios?
por Arturo Másquil
http://www.desarrollocristiano.com/articulo.php?id=405
miércoles, 15 de mayo de 2013
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jueves, 7 de febrero de 2013
Educando con sabiduría
Tristeza, amargura, odios, sentimientos de culpa,
violencia intra familiar y otras sensaciones negativas, es lo que ha ocasionado
la malacrianza de los hijos, una de las más grandes calamidades que ha azotado
a las familias a través de los tiempos.
Esto me recuerda las palabras
del salmista quien dijo: “Si son destruidos los fundamentos, ¿qué puede hacer
el justo?” (Sal 11:3) ¡Fundamentos! ¡Qué palabra! Quisiera, con brevedad,
esbozar algunos fundamentos que al tenerlos en cuenta nos ayudarán a criar
hijos en el temor de Dios. Tomando prestada la idea del salmista convendría
preguntarnos: ¿Qué han de hacer los padres creyentes en Dios con respecto a la
crianza de sus hijos? ¿Cuál es la forma más apropiada?
Brindarles
amor incondicional
Sólo esta relación amorosa puede
garantizar el crecimiento de sus hijos hasta alcanzar un desarrollo integral
pleno. Esto significa querer al niño sin importar su aspecto físico, sus
debilidades, sus fortalezas, su manera de ser. Amor incondicional es aceptar a
nuestros hijos tal cual son, aunque no encuadren dentro de nuestros estándares
de inteligencia, emociones, belleza y fortaleza física.
Como predicador que soy me
gusta mirar a cada persona a los ojos no sólo para ganar su atención sino
también para decirles con mi mirada que lo que estoy predicando es para ellos,
para cada uno en particular. La mirada directa es decisiva para conseguir un
buen contacto comunicativo. Igual hago cuando hablo con mis dos hijos, los miro
fijamente a los ojos y les expreso con ellos, mi cariño, aprobación, enojo,
tristeza. Ellos saben cuando los miro fijamente a los ojos que no estoy
jugando, que el asunto es serio.
El contacto físico es también
algo de suprema importancia. Crecí en un hogar donde el único contacto físico
que tenía, eran los puños violentos, los puntapiés, los garrotazos y demás, que
mi padre me propinaba ante la más leve falta que yo cometiera, sin contar las
obscenidades que me gritaba. Al ser cristiano y recibir de Dios el mandato de
no exasperar a mis hijos, una de las cosas que más deleite me produce es
abrazar a mis hijos, poderlos besar, acariciar, jugar con ellos. ¡Qué bendición
poder hacer esto! Los padres no debieran albergar sentimientos de culpa al
hacer esto por causa de los pedófilos, machistas, y prejuiciados. ¡NO! A través
del contacto físico adecuado transmitimos a nuestros hijos amor, seguridad,
amistad, confianza.
En este punto conviene también
decir que la disciplina con amor y con propósito es muy necesaria para el
desarrollo seguro de nuestros hijos y nunca debe pasarse por alto. Debe
administrarse un castigo apropiado. Normalmente al castigar a mis hijos,
primero les explico la razón por la cual los castigo y les dejo manifiesto que
no es placentero para mí hacerlo, pero por el bien de ellos lo tengo que hacer.
Proverbios 13:24 dice: El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el
que lo ama, desde temprano lo corrige.
Ayudándolos
espiritualmente
Es muy importante que los
padres conozcan a Dios y mantengan una comunión íntima con Él. Su cristianismo
debe ser práctico si quieren afectar a sus hijos para esta vida y para la
eternidad. Debe ser un cristiano genuino. De otra forma, debo decirlo, sus
esfuerzos por criar bien a sus hijos serán muy limitados, si no vanos.
No es posible obligar a los
hijos a que sean cristianos. En los asuntos espirituales es necesario tratar
con su hijo con seriedad y razón, con calma, de igual manera que lo hace con
otros asuntos. Tenga confianza en la Palabra de Dios. Lea la Biblia diariamente
en su presencia.
Tome tiempo para orar con cada hijo individualmente y también
en el Altar Familiar (culto familiar cotidiano). Miguel Esteban, mi hijo de 13
años, ha leído la Biblia ya por seis ocasiones y a mediados de este año termina
su séptima lectura. Marcos Miguel, el menor, de nueve años, ya la leyó una vez
y va bien adelantado en la segunda lectura. Ellos siempre han visto a sus
padres leyendo la Biblia. Y los hijos imitan todo lo que ven. – ¿Qué están
viendo sus hijos en usted?
Los padres cristianos deben
ejercer toda la diplomacia y la sabiduría que Dios puede darles para animar a
los hijos a acercarse a esta decisión importante. Permita que la convicción del
pecado tenga su efecto completo. No hay que perder esta oportunidad. ¡Gánese a
sus hijos para Cristo! (Dt 11:19-20)
No espere hasta que su hijo
esté envuelto en un accidente y lo lleven al hospital. No espere hasta que por
un crimen lo lleven a la cárcel. Acuérdese del lamento amargo que David hizo
por Absalón. Es un lamento largo que le consumirá el corazón (2 S 18:33).
El
secreto es comenzar temprano
Los niños en su tierna edad,
pueden tener una experiencia espiritual. Los padres deben tratar de que su hijo
acepte a Cristo, haga una confesión pública, se bautice en agua, participe de
la Cena del Señor con regularidad, y se haga miembro de la iglesia. Esto debe
ser nuestro blanco y no se debe postergar hasta que sea un joven. Esto debe ser
la meta de todo padre tan pronto que el hijo llegue a la edad de
responsabilidad.
Lucas, un médico que conocía
de ataques y posesión satánica nos cuenta en su evangelio de un padre
desesperado que no podía seguir su trabajo viendo la manera en que el pecado
estaba destrozando a su hijo. Él dijo al Hijo de Dios: “Maestro, te ruego que
veas a mi hijo, pues es el único que tengo” (Lc 9:37-43). Este hombre pudo
llevar a su hijo a casa en su juicio cabal, y no sin aprender la lección de
ayunar, orar y creer por la libertad de su retoño.
¿Qué está haciendo usted padre
por sus hijos? ¿Qué está haciendo usted madre en su propia casa? Recuerde que
si se pierden los fundamentos, no hay nada que hacer. ¡Dios los asista en su
labor de padres!
Miguel Benavides, http://www.conpoder.com/educando-a-nuestros-hijos-sabiamente/
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Como criar hijos...
Si usted es como la mayoría de los padres, confiar
plenamente sus hijos a Dios es algo que usted sabe que puede y debe hacer, pero
que no le resulta fácil.
Desde el momento en que vemos
a nuestros bebés a través de la ventana de la sala de niños recién nacidos del
hospital, nos preparamos para protegerlos, educarlos y crear para ellos un
entorno en el que puedan florecer y convertirse en todo lo que Dios quiere que
sean. En los primeros años, si cometen algún tipo de equivocación, nuestra
obligación es perdonarlos. Y no importa la edad que tengan, cuando sufren por
algo, queremos hacerles menos dolorosa la experiencia.
Pero es fácil olvidar que no
somos nosotros quienes más autoridad tenemos en esto. El Creador que formó a
nuestros hijos en el vientre (Sal 139.13), y que ha contado todos los cabellos
de sus cabezas (Mt 1.30), tiene un plan para sus vidas. Eso, por supuesto, está
bien en teoría, pero ¿cómo confiar plenamente en Dios cuando un hijo se enferma
gravemente, o cuando toma una decisión con consecuencias dolorosas, o cuando
pasa toda una noche fuera de casa? ¿Qué sucede cuando uno duda de la capacidad
que se tiene de criarlos, o cuando la imaginación nos recuerda todo lo que
podría salir mal?
Dios nunca dijo que ser padres
sería fácil (disculpe el cliché). Pero sí dijo que Él nunca nos dejará ni
desamparará (He 13.5). Y nos recuerda que todo lo podemos en Él que nos
fortalece (Fil 4.13). Sabemos también que el Señor no nos ha dado un espíritu
de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Ti 1.7). Estas son
las promesas a las que podemos aferrarnos, no importa qué luchas tengamos.
Confianza
en Dios para equiparlos
Para mi amiga Esperanza, el confiar simplemente en que Dios la ayudaría a ser buena madre, era un gran desafío. Lloró la primera vez que supo que estaba embarazada. “Nunca me relacioné mucho con mi madre”, me dijo. “Entonces, ¿cómo podría criar a una niña sin tener ningún ejemplo a imitar?” Mientras Esperanza conducía su auto yendo al trabajo, le hablaba a su hija por nacer, prometiéndole que sería una madre mejor que la que ella había tenido, y que desarrollaría con ella la relación que nunca había experimentado —todo esto mientras se preguntaba si Dios se habría equivocado.
“En algún punto, las
cuestiones de mi pasado afectarían mi relación con mi hija”, dijo. “Pero había
olvidado que Dios me había escogido de entre todas las personas del mundo para
esta pequeña niña. Ahora veo que Él sabía lo que estaba haciendo, y me dio las
herramientas que necesitaba, y cuando las necesitaba, para ser la madre
apropiada para mis hijos. Ahora no puedo imaginar ninguna otra clase de vida”.
Confianza
en Dios para disciplinarlos
Para mí, una de las cosas más difíciles en cuanto a la crianza, fue no hacer más de la cuenta por mis hijos —no recoger las cosas que dejaban tiradas, no ir corriendo a la escuela porque mi hija había olvidado su ropa de educación física o su clarinete, no comprarles todo lo que pensaban que necesitaban. Puede ser difícil no acudir de inmediato al rescate de nuestros hijos cuando han hecho algo mal. Aun cuando sabemos que la disciplina es para su propio bien, todavía puede ser tentador hacer todo por ellos “solo esta vez”.
Pero tenemos que preguntarnos:
¿Estamos realmente ayudándolos a convertirse en personas de carácter? La Biblia
nos da este amplio panorama:
Dios tiene un plan perfecto
para la vida de sus hijos (Sal 37.23).
Ese plan implica la disciplina misericordiosa necesaria para convertirlos en los hombres y las mujeres que Dios ha querido que sean (Pr 3.12).
Aun las cosas más difíciles que soporten sus hijos, ya sea por culpa de ellos o de otras personas, pueden ser utilizadas maravillosamente por Dios para revelar su gloria y desarrollar el carácter de nuestros hijos (Ro 8.28).
Carolina, otro amiga, se
enfrentó con una pesadilla cuando su hijo fue arrestado por tráfico de drogas.
“El saber que mi hijo iría a la cárcel, ha sido uno de los golpes de la vida
que me ha hecho sentir más abatida”, recuerda. “Al comienzo, mi esposo y yo nos
mantuvimos fuertes, sabiendo que habíamos dedicado nuestro hijo a Dios. Pero a
medida que pasaba el tiempo y sus perspectivas se veían peor, sentí que mi fe
no era suficiente”.
Ella decidió que tenía que
salvar a su hijo, pero cuando éste recibió una sentencia de diez años, se vino
abajo. “Entonces Dios me abrió los ojos, y me di cuenta de que mi hijo estaba
vivo. Fue entonces cuando se lo entregué realmente al Señor”. Carolina ve ahora
la gracia de Dios en la situación de su hijo. “Me doy cuenta ahora de que si
hubiera podido encontrar la manera de lograr que lo pusieran en libertad, él
probablemente no estaría vivo hoy. Al pensar en todo lo que estuvo metido, la
cárcel le salvó la vida. A veces pensamos que somos nosotros los únicos que
podemos hacer lo que se necesita. Dios tiene que recordarnos que Él tiene el
control, y es mucho más capaz que nosotros para proteger a nuestros hijos”.
Confianza
en Dios para salvarlos y guardarlos
Proverbios 22.6 nos dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.Pero, ¿qué sucede cuando vemos a los hijos apartarse de ese “camino”? Tenemos entonces que recordar que nuestros hijos son obras maestras de Dios, creados en Cristo para la gran obra que Él ha dispuesto para ellos (Ef 2.10).
Teresa tuvo siempre una lucha
para dejar que Dios hiciera su voluntad cuando se trataba de sus hijos. Pero el
Espíritu Santo le recordaba constantemente lo que había sido su historia
personal. “Dios me salvó cuando yo tenía quince años y viví muchos momentos
difíciles. Mis padres rechazaron mi recién descubierta ‘religión’, e incluso me
prohibieron ir a la iglesia. Pero aquí estoy. Comprendí que si Dios podía
guardarme de todo, podía sin duda confiar en que Él haría lo mismo con mi
hija”.
“Desde que nuestra hija era
pequeña”, dice Teresa, “mi esposo y yo creímos que nuestra tarea era, en
realidad, hacer hasta lo imposible para criarla. Cuando, en verdad, se trataba
de enseñarle cómo quería Dios que viviera, ser ejemplo de devoción para ella
con nuestras vidas, dejarle el paso libre, y confiar en que Él se encargaría de
lo demás. Eso no significaba que sería fácil verla abandonar el nido. Pero
nuestro consuelo era saber que su Padre perfecto nunca la abandonaría ni
dejaría de darle lo que necesitara”.
Filipenses
1.6 nos
recuerda: “El que
comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de
Jesucristo”. Nuestro
Padre celestial se ha comprometido a terminar todo lo que Él comienza, incluso
después de que le devolvamos la batuta que nos entregó.
por Mimi Greenwood
Knight http://www.conpoder.com/la-crianza-de-los-hijos/
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7 maneras creativas de orar en familia
¿Qué puede hacer su familia para
incorporar la oración en su vida diaria? Considere estas ingeniosas ideas de la
madre y escritora Mary DeMuth.
Usen la
tecnología.
Vivimos en la era digital, y nuestra familia ha aprendido el valor de la
tecnología para orar los unos por los otros, utilizando el correo electrónico,
los mensajes de texto, e incluso los sitios de redes sociales. He enviado mis
peticiones de oración por correo electrónico a mis hijos: ellos han enviado
mensajes de texto con sus peticiones, y yo les he respondido con oraciones
específicas. Cuando viajo, oramos juntos por teléfono. Y cuando me escriben en
Facebook acerca de sus peticiones, intercedo por ellos en mi respuesta.
Desconéctense. Muchas veces, a la
oración se le da una importancia secundaria, por lo saturadas que están
nuestras vidas. Cree una zona segura en su casa y un período de tiempo donde se
desconecten por completo de la televisión, la música, la Internet y la
computadora. En ese silencioso período, anime a sus hijos a escuchar a Dios,
que es el otro lado de la oración que, con frecuencia, no practicamos. Pasen
tiempo, como familia, compartiendo tranquilamente sus preocupaciones, alegrías y
necesidades.
Pongan las
peticiones por escrito. Cuando mis hijos eran pequeños,
utilizábamos una pizarra para mantener el control de las peticiones, y para ver
cómo las respondía Dios. Con tiza de colores, dividía la pizarra en tres
secciones: fecha, petición y respuesta. Nos turnábamos para expresar nuestras
peticiones; después, cada uno anotaba la fecha y la necesidad. Cuando Dios
respondía específicamente nuestras oraciones, anotábamos la fecha y la forma
como había respondido. Otras ideas son escribir las peticiones en un diario de
la familia, o en una sencilla libreta. Llevar un control de la actividad de
Dios, no importa la forma que se adopte, fortalecerá la fe de sus hijos y
profundizará la determinación de ellos de comunicarse con Él.
Tomen un nombre
para orar. Cada
semana (o mes), que todos tomen al azar el nombre de otro miembro de la
familia. Durante el tiempo designado, ore cada uno por esa persona.
Escuche, y luego
actúe. En
este mundo enloquecido algo que sus hijos necesitan es que usted los escuche
con atención. Deténgase, escuche y esfuércese por escuchar lo que quieren
decirle. Cuando compartan sus frustraciones o preocupaciones, ore por ellos en
ese momento. No se limite a prometer que va a hacerlo después.
Utilicen los
altibajos como trampolín. Cada noche, durante la cena, mencionamos
las cosas buenas y malas del día. ¿Por qué no dar un paso más allá en la
conversación utilizando esos altibajos como un trampolín para orar después de
comer? Oren por quien esté a su izquierda o a su derecha, o al otro lado de la
mesa.
Visiten lugares
nuevos para orar. Piensen en la posibilidad de dar una caminata en el
parque de su vecindario como otra forma de desconectarse del mundo y conectarse
con el corazón de Dios en oración y estudio de su Palabra.
tomado de:
http://www.conpoder.com/7-maneras-creativas-de-orar-en-familia/
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