¿Qué puede hacer su familia para
incorporar la oración en su vida diaria? Considere estas ingeniosas ideas de la
madre y escritora Mary DeMuth.
Usen la
tecnología.
Vivimos en la era digital, y nuestra familia ha aprendido el valor de la
tecnología para orar los unos por los otros, utilizando el correo electrónico,
los mensajes de texto, e incluso los sitios de redes sociales. He enviado mis
peticiones de oración por correo electrónico a mis hijos: ellos han enviado
mensajes de texto con sus peticiones, y yo les he respondido con oraciones
específicas. Cuando viajo, oramos juntos por teléfono. Y cuando me escriben en
Facebook acerca de sus peticiones, intercedo por ellos en mi respuesta.
Desconéctense. Muchas veces, a la
oración se le da una importancia secundaria, por lo saturadas que están
nuestras vidas. Cree una zona segura en su casa y un período de tiempo donde se
desconecten por completo de la televisión, la música, la Internet y la
computadora. En ese silencioso período, anime a sus hijos a escuchar a Dios,
que es el otro lado de la oración que, con frecuencia, no practicamos. Pasen
tiempo, como familia, compartiendo tranquilamente sus preocupaciones, alegrías y
necesidades.
Pongan las
peticiones por escrito. Cuando mis hijos eran pequeños,
utilizábamos una pizarra para mantener el control de las peticiones, y para ver
cómo las respondía Dios. Con tiza de colores, dividía la pizarra en tres
secciones: fecha, petición y respuesta. Nos turnábamos para expresar nuestras
peticiones; después, cada uno anotaba la fecha y la necesidad. Cuando Dios
respondía específicamente nuestras oraciones, anotábamos la fecha y la forma
como había respondido. Otras ideas son escribir las peticiones en un diario de
la familia, o en una sencilla libreta. Llevar un control de la actividad de
Dios, no importa la forma que se adopte, fortalecerá la fe de sus hijos y
profundizará la determinación de ellos de comunicarse con Él.
Tomen un nombre
para orar. Cada
semana (o mes), que todos tomen al azar el nombre de otro miembro de la
familia. Durante el tiempo designado, ore cada uno por esa persona.
Escuche, y luego
actúe. En
este mundo enloquecido algo que sus hijos necesitan es que usted los escuche
con atención. Deténgase, escuche y esfuércese por escuchar lo que quieren
decirle. Cuando compartan sus frustraciones o preocupaciones, ore por ellos en
ese momento. No se limite a prometer que va a hacerlo después.
Utilicen los
altibajos como trampolín. Cada noche, durante la cena, mencionamos
las cosas buenas y malas del día. ¿Por qué no dar un paso más allá en la
conversación utilizando esos altibajos como un trampolín para orar después de
comer? Oren por quien esté a su izquierda o a su derecha, o al otro lado de la
mesa.
Visiten lugares
nuevos para orar. Piensen en la posibilidad de dar una caminata en el
parque de su vecindario como otra forma de desconectarse del mundo y conectarse
con el corazón de Dios en oración y estudio de su Palabra.
tomado de:
http://www.conpoder.com/7-maneras-creativas-de-orar-en-familia/