martes, 13 de septiembre de 2011
Todo tiene su tiempo
En la vida pasamos por muchas etapas, las cuales son muy importantes. La primera etapa por la que todo ser humano pasa es la niñez, ahí nos divertimos, jugamos y disfrutamos el placer de ser niños, cuando crecemos un poco más y llegamos a la adolescencia es donde empezamos a experimentar muchos cambios en nuestra vida, cuerpo, sentimientos, entre otros, luego llegamos a ser jóvenes, adultos y por último ancianos.
Por cada una de estas etapas tenemos que pasar, pues no se puede decidir no ser niño y empezar nuestras vidas como adultos, son etapas que cada ser humano tendrá que vivir una a una, y psicológicamente cada período que se deja de vivir, en el futuro saldrá a relucir tarde o temprano y nos traerá problemas, no hay por qué apresurarse a vivir una etapa de la vida pues igual va a llegar, ya que si nos “brincamos” una de estas fases, y tratamos de ser adultos antes de ser adolescentes, la vida nos va cobrar las consecuencias de este apresuramiento.
Lo difícil a veces, es esperar ese tiempo, ya que no es en nuestro tiempo que llegan las transformaciones; sino en el tiempo de Dios, y generalmente estamos apresurados por avanzar y conseguir nuestros sueños o anhelos y es cuando empezamos a pensar que si me salto alguna etapa y trato de ser adulto antes de joven, todo será más rápido, sin tener en cuenta que Dios es quién tiene nuestra vida dispuesta y sabe cuando es el mejor tiempo para cada uno de los cambios además de que esa etapa que no estamos viviendo quedará reprimida dentro de nosotros y algún día saldrá a relucir.
En Eclesiastés 3:1-12, la palabra de Dios nos dice que hay tiempo para todo y que todo lo que se quiere tiene su hora. Del versículo 1 al 8, Dios nos da una lista de cosas que tienen un tiempo específico, ya planeado por Dios, no cuando nosotros queremos, son algunas actividades que no podemos decidir no vivir, por ejemplo, en el versículo 2 dice:
“Tiempo de nacer, y tiempo de morir…”
Ninguno de nosotros puede decidir cuando nacer, porque eso ya Dios lo tiene dispuesto, no podemos decidir cuándo queremos morir, porque solo Dios sabe cuándo y cómo nos llevará a su presencia, en el versículo 4 la palabra nos dice “Tiempo de llorar, y tiempo de reír…”, siempre en nuestra vida habrá acontecimientos por los cuales debemos llorar e igual por los cuales reír, y algo que no podemos dejar de vivir, porque son procesos normales por los que todo ser humano debe pasar todo eso ya está dispuesto por Dios. Esta lista de actividades son muchas veces ajenas a la voluntad del hombre.
En el versículo 9 de Eclesiastés capítulo 9, Dios nos dice:
“ ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?”,
No tenemos ningún provecho de esto, no es bueno que nos afanemos o perturbemos por las dificultades de la vida, o por querer vivir una etapa antes de la otra, recuerda que siempre la etapa que nos saltaremos saldrá a relucir en nuestra vida, y para qué exponernos a ser infelices en el futuro, por no haber disfrutado al máximo la adolescencia o la juventud.
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo…”, en este versículo Dios nos dice que cada etapa en su tiempo es hermosa, la adolescencia y la juventud son épocas hermosas, aunque a veces parece lo contrario, no hay por qué no querer vivirlas y decidir ser adultos, madres solteras, o salirse de sus casas para enfrentar situaciones nuevas y difíciles, nuestra mente madura conforme con cada etapa y si decidimos ser adultos siendo en realidad adolescente, seremos adultos con la madurez de un joven. O por el contrario, ser adultos y querer vivir la etapa de la juventud que tal vez por apresurados no vivimos.
El versículo 12 de Eclesiastés capítulo 9, nos dice que no hay cosa mejor que alegrarse y hacer el bien en su vida, por eso, qué mejor que vivir cada etapa de nuestra vida con alegría, pensado solo en hacer el bien tanto para mí como para las personas que me rodean.
Por todo esto joven, no trates de ser adulto antes de ser joven, la juventud es una etapa muy bonita, no te apresures por vivirla, sácale provecho a cada día, hay tiempo para todo, para divertirnos, pasear, amar, disfrutar, pero también hay tiempo de buscar a Cristo y el tiempo es ya, por qué no dejas tus problemas o preocupaciones atrás y permites que Dios te ayude y rescate tu vida, Él te ayudará a vivir mejor cada una de tus facetas.
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Restaurando mi relación con Dios
Dejar que el pecado entre en nuestras vidas, es muy fácil, solo debemos abrir una puerta y de inmediato entra y cada vez acapara más de nosotros, cuando nos damos cuenta estamos haciendo todo lo que a Dios no le agrada. Nos dejamos llevar por situaciones que parecen que no tienen mucha importancia, pero sí la tienen, porque es por ahí donde el enemigo entra a tratar de apartarnos de los caminos de Dios y del propósito que Él tiene para nosotros.
La única forma de evitar que el pecado se adueñe de nosotros, es estar llenos del Espíritu Santo, y no dejar ninguna puerta abierta por donde pueda entrar el enemigo. La oposición está entre nuestro espíritu (lo que en nosotros está santificado) y la carne (nuestra naturaleza pecaminosa).
La palabra de Dios en Gálatas 5:16 (versión Palabra de Dios para todos), dice:
“Por eso les doy este consejo: dejen que el Espíritu guíe su vida y así, no harán las malas acciones que pide su naturaleza humana.”
1. Que guía nuestra vida: La primera parte de este versículo nos dice que: “dejen que el Espíritu guíe su vida…”, debemos dejar que el Espíritu Santo sea quien nos guíe siempre, no debemos caminar con la guía de personas, vicios o corrientes que lo único que hacen es alejarnos cada vez más de Dios y de las bendiciones que Él tiene para nosotros.
Los amigos, compañeros o novios que no son cristianos o que no piensan igual que nosotros, van a creer que el pecado no es tan malo, y vamos a decir expresiones como “lo que quiero es poder oír música a la moda, pero no voy a dejar de ir a la iglesia”, el simple hecho de abrir nuestra boca o de empezar a hacerlo, abre las puertas para que el enemigo entre a nuestra vida y empiece a ocasionar desastres y a cambiar nuestra manera de ver las cosas.
Por eso, la única forma de que el diablo no empiece a entrar a nuestras vidas es estar cien por ciento llenos de Dios, sin dejar espacio para nada más, dejar que sea Él quien nos guíe y de la mejor manera en cada paso que damos.
2. Malas acciones: La segunda parte del versículo 16 dice: “…no harán las malas acciones que pide su naturaleza humana”. De la parte carnal de nosotros, es de donde salen los pensamientos negativos, malos o los que no le agradan a Dios, esto es lo normal de la naturaleza humana, pensamientos humanos, o sea todo lo que no es correcto. El pecado por si solo es atractivo, la fiesta, los amigos, la diversión, son actividades que captan la atención, cuando se ésta en un pecado, pensamos que no es del todo mal porque lo comparamos con situaciones más graves, como matar, robar, entre otras, pero pecado es pecado, lo que estamos reflexionando es el hecho de estar o no dentro de lo que a Dios no le agrada, no dejar que nuestra naturaleza humana nos juegue una mala pasada y nos empiece a producir malos pensamientos. No debemos satisfacer al hombre natural de quien surgen los malos pensamientos, sino tratar cada día de que el Espíritu crezca y muera la carne.
Cuando dejamos que nuestra parte carnal domine nuestros actos, vamos a estar siempre en lo que a Dios no le agrada, teniendo malos pensamientos, y actuando incorrectamente delante de Dios, creyendo que si voy a una iglesia estoy bien, y el hecho de ir a una iglesia no me salva de mis pecados, para yo ser salvo, necesito primero confesarlos delante de Dios, aceptarlo como dueño de mi vida, creer en Él y por supuesto, estar dispuesto a hacer un alto en lo que estoy haciendo y cambiar de rumbo, empezar a dejar que sea Dios quien guíe mi vida.
Para hacer todo esto, debo restaurar esa relación que alguna vez existió con Dios, o que quiero exista de hoy en adelante. Debo tomar la decisión de arreglar lo que quede de esa relación que hayamos tenido con el creador del mundo, lo importante es que Él siempre está dispuesto a escucharnos y a aceptarnos.
La única forma de evitar que el pecado se adueñe de nosotros, es estar llenos del Espíritu Santo, y no dejar ninguna puerta abierta por donde pueda entrar el enemigo. La oposición está entre nuestro espíritu (lo que en nosotros está santificado) y la carne (nuestra naturaleza pecaminosa).
La palabra de Dios en Gálatas 5:16 (versión Palabra de Dios para todos), dice:
“Por eso les doy este consejo: dejen que el Espíritu guíe su vida y así, no harán las malas acciones que pide su naturaleza humana.”
1. Que guía nuestra vida: La primera parte de este versículo nos dice que: “dejen que el Espíritu guíe su vida…”, debemos dejar que el Espíritu Santo sea quien nos guíe siempre, no debemos caminar con la guía de personas, vicios o corrientes que lo único que hacen es alejarnos cada vez más de Dios y de las bendiciones que Él tiene para nosotros.
Los amigos, compañeros o novios que no son cristianos o que no piensan igual que nosotros, van a creer que el pecado no es tan malo, y vamos a decir expresiones como “lo que quiero es poder oír música a la moda, pero no voy a dejar de ir a la iglesia”, el simple hecho de abrir nuestra boca o de empezar a hacerlo, abre las puertas para que el enemigo entre a nuestra vida y empiece a ocasionar desastres y a cambiar nuestra manera de ver las cosas.
Por eso, la única forma de que el diablo no empiece a entrar a nuestras vidas es estar cien por ciento llenos de Dios, sin dejar espacio para nada más, dejar que sea Él quien nos guíe y de la mejor manera en cada paso que damos.
2. Malas acciones: La segunda parte del versículo 16 dice: “…no harán las malas acciones que pide su naturaleza humana”. De la parte carnal de nosotros, es de donde salen los pensamientos negativos, malos o los que no le agradan a Dios, esto es lo normal de la naturaleza humana, pensamientos humanos, o sea todo lo que no es correcto. El pecado por si solo es atractivo, la fiesta, los amigos, la diversión, son actividades que captan la atención, cuando se ésta en un pecado, pensamos que no es del todo mal porque lo comparamos con situaciones más graves, como matar, robar, entre otras, pero pecado es pecado, lo que estamos reflexionando es el hecho de estar o no dentro de lo que a Dios no le agrada, no dejar que nuestra naturaleza humana nos juegue una mala pasada y nos empiece a producir malos pensamientos. No debemos satisfacer al hombre natural de quien surgen los malos pensamientos, sino tratar cada día de que el Espíritu crezca y muera la carne.
Cuando dejamos que nuestra parte carnal domine nuestros actos, vamos a estar siempre en lo que a Dios no le agrada, teniendo malos pensamientos, y actuando incorrectamente delante de Dios, creyendo que si voy a una iglesia estoy bien, y el hecho de ir a una iglesia no me salva de mis pecados, para yo ser salvo, necesito primero confesarlos delante de Dios, aceptarlo como dueño de mi vida, creer en Él y por supuesto, estar dispuesto a hacer un alto en lo que estoy haciendo y cambiar de rumbo, empezar a dejar que sea Dios quien guíe mi vida.
Para hacer todo esto, debo restaurar esa relación que alguna vez existió con Dios, o que quiero exista de hoy en adelante. Debo tomar la decisión de arreglar lo que quede de esa relación que hayamos tenido con el creador del mundo, lo importante es que Él siempre está dispuesto a escucharnos y a aceptarnos.
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lunes, 5 de septiembre de 2011
Mis amigos
Necesidad de hacer amigos
El hombre, esencialmente, "forma alianzas o grupos con otros individuos", que se desarrollan desde la época de niño, producto de la reacción de actitudes hostiles y de rivalidad, mediante identificaciones con los otros.
El enlace afectivo, se basa en un dar y recibir, en el reconocimiento, reciprocidad y en aceptar las diferencias. La colaboración, el intercambio, cierran el paso a la agresividad y a la desconfianza.
Podemos decir que un amigo se constituye en una especie "de refugio", de lugar donde alojar las penurias, los secretos y las confidencias. El vínculo no se basa en la posesión o exigencia hacia el otro, sino en la libertad y el apoyo mutuo.
En ocasiones, cuando se producen distanciamientos, podemos observar que algunos de estos códigos se han quebrantado, por ejemplo, cuando un secreto o "pacto de palabra" ha sido develado, se ha roto esa complicidad y esa confianza depositada en el otro.
Así como existe la posibilidad de elegir una amistad y darle inicio, también se le puede dar cierre, un corte cuando aparecen otros intereses en juego, o se ha violado una legalidad, en la que se basaba el vínculo.
La palabra es de mediadora, limita la agresión propia y natural de los seres humanos. Sin interdicción, aparecen la desconfianza, la disputa por la verdad, un ida y vuelta interminable, donde la única salida es recurrir nuevamente a la palabra, poner letra a los hechos y a lo no dicho.
Diferentes momentos de la amistad
Desde la infancia, se va forjando el camino para entablar relaciones amistosas, primero el pequeño se relaciona con su familia, para iniciar luego su socialización fuera de su hogar, aprende compartir, a confiar, a establecer lazos afectivos con los niños de su edad y también a aceptar sus diferencias, teniendo gran importancia en este momento, el valor de la amistad, como relación afectiva entre pares, según se tenga en el seno familiar.
A partir de la escolaridad, cuando el niño va afianzando con mayor firmeza su personalidad, le irá otorgando un valor más genuino a la amistad.
Es al finalizar la adolescencia, con la estructuración definitiva de la vida sexual, cuando el sujeto es capaz de iniciar y mantener relaciones de amistad con el mismo sexo y con el otro, pudiendo separar a las personas con quienes puede lograr un acercamiento erótico y con quienes puede establecer lazos de amistad.
Al inicio de la pubertad, podemos observar "los amigovios", relaciones que son fundadas y que reposan en las identificaciones mutuas; donde prima el encuentro con alguien que se lo nombra y se lo reconoce como semejante: compartiendo afinidades, gustos, amigos…; donde se mezclan y se afirman, entre sí, el uno con el otro, en esas primeras experiencias con el "otro sexo".
En el adulto, el vínculo de amistad, está basado en algún rasgo en común entre las personas, pero al mismo tiempo, mantiene mayor separación e independencia con el semejante.
La amistad es importante para los adolescentes
Las relaciones entre compañeros son sumamente importantes para los adolescentes, esto les ayudará para aprender a ser independientes y a desarrollar el amor, la comprensión, el cariño y otros valores que ellos irán conociendo en esta etapa de sus vidas.
Las amistades proporcionan a los adolescentes oportunidades para desarrollar habilidades y así resolver conflictos. Los adolescentes pueden aprender como terminar una pelea y todavía ser amigos.
Los amigos proveen diversión y emoción a los adolescentes con su compañía y recreación.
Los amigos también se dan consejos entre sí. Los adolescentes hablan de muchos temas y problemas con sus compañeros adolescentes.
La lealtad es un aspecto valioso cuando se trata de amistad. Los adolescentes están siempre buscando aliados leales que puedan ayudarles en la escuela o en su vecindario.
Las amistades también proveen estabilidad durante tiempos difíciles de tensión nerviosa o transición. Es de mucha ayuda para los adolescentes tener amigos que estén viviendo las mismas experiencias y que pueden disminuir las ansiedades de los momentos difíciles.
¿Qué pasa cuando los jóvenes no tienen amigos?
Los adolescentes sin amigos tienden a sentirse más solitarios e infelices. Ellos suelen tener niveles muy bajos de rendimiento escolar y también tienen baja auto estima. Conforme ellos crecen, ellos corren más riesgos de dejar la escuela e involucrarse en actividades delictivas.
Las amistades cambian en la medida en que los jóvenes se convierten en adolescentes.
Los adolescentes pasan más tiempo con sus amigos.
Ellos se movilizan mucho más que cuando fueron niños, de manera que pasan más tiempo con sus amigos sin la supervisión de los padres.
Durante los años de la adolescencia, habrá más contacto con algunos compañeros del sexo opuesto.
Durante los primeros años de adolescencia, muchas veces grupos pequeños de amigos o camarillas se forman, lo cual ayuda a aumentar la confianza en los adolescentes y les da un sentido de identidad.
Otra característica de los años de adolescencia es la aparición de grupos.
Estos son grupos grandes de adolescentes que se reúnen porque tienen características similares que los identifica con su grupo. Los adolescentes utilizan estos grupos para encontrar a los amigos que ellos quieren. Estos grupos ayudan a los adolescentes a escoger amigos con los que ellos desean pasar su tiempo. A través de grupos y camarillas los adolescentes le muestran a otras personas quiénes son.
La importancia de escoger bien mis amigos
En la adolescencia como en la juventud, es normal tener y pertenecer a un grupo de amigos, y creemos que podemos contar con ellos en todo momento, aún en los difíciles. Sin embargo, la realidad es otra, las amistades que se hacen en la adolescencia o juventud no siempre duran, y en los momentos más difíciles de nuestra vida, es cuando más nos hacen a un lado.
Es muy importante escoger bien las personas con las que queremos andar, ya que pueden desviarnos del propósito que Dios tiene para nosotros o nos pueden ayudar a mantenernos en Él. Algunos amigos, consciente o inconscientemente, ayudarán a acercarnos más a Dios, otros, nos apartarán de Él. Es necesario que podamos ver la diferencia. Además, ¿para qué comenzar amistades con personas que tienen otras prioridades muy diferentes a las nuestras?, tomar malas decisiones a la hora de elegir nuestros amigos nos pude traer muchos problemas.
Nosotros como jóvenes cristianos tenemos la ventaja de que si hacemos lo que la palabra de Dios nos dice que debemos hacer, entonces vamos a escoger muy bien nuestros amigos, las personas con quienes pasamos tiempo, tienen el poder de moldear nuestras actitudes y comportamientos de forma asombrosa.
En 2 Corintios 6:14, la palabra nos dice que no nos unamos con yugo desigual con los incrédulos, Dios es muy claro con esta orden tanto así que nos dice que ¿Qué comunión hay entre luz y tinieblas?, por tanto, si somos jóvenes cristianos, para que nos vamos a hacer amigos que no tengan las mismas prioridades y anhelos que los nuestros.
Debemos apartarnos de las tinieblas y dejar de lado todo aquello que nos pueda hacer daño o que nos pueda apartar de los caminos de Dios. La prioridad de todo joven cristiano debe ser seguir a Dios siempre sin importar que tan difícil sea, y el peligro de estar cerca de una persona que no tiene esta misma prioridad, es que tarde o temprano nos alejará de Dios y nos sacará de toda actividad cristiana para incluirnos en una serie de actividades que se dan en el mundo no cristiano, para las cuales no estamos preparados y de las cuales no deberíamos participar; sin embargo, cuando ya estamos en ese mundo, los problemas por los que pasamos se hacen más difíciles de llevar y se corre el riesgo de empezar actividades que antes no se hacían, como consumir drogas, alcohol y otros.
Si somos obedientes a la palabra que Dios nos da en 2 Corintios, todo será más fácil y nos ahorramos mucho dolor y sufrimiento, tanto para nosotros como para nuestros padres. Recuerda joven, nuestros padres deben ser honrados por nosotros (Éxodo 20:12), cuando ellos nos dicen algo no es por molestar, es porque ya ellos pasaron por todo esto y tienen experiencia en los temas de la juventud, además, ellos nos cuidan y lo que nos dicen es porque nos quieren proteger. Debemos ser muy obedientes con ellos y sobre todo con Dios.
Características de un buen amigo
1. En las buenas y en las malas: En Lucas 5:17-26, hay una historia de un paralítico, el cual tenía unos amigos que anhelaban verlo sano y decidieron hacer hasta lo imposible para llevarlo delante de Jesús para sanarlo. Qué buen punto, no crees?, tener amigos que estén con nosotros en los buenos momentos, en fiestas y alegrías, pero también que nos acompañen cuando nos sentimos mal o cuando creemos que no podemos más, tener alguien que nos dé palabras de aliento y nos dé ánimo de seguir adelante.
2. Fidelidad: La palabra de Dios en Proverbios 18:24, nos dice que “Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano”. Es muy importante tener un amigo fiel, en el que podamos confiar siempre y tengamos la seguridad de que nunca nos traicionará.
3. Sacrificio: En Juan 15:13, dice “Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos”. Un buen amigo se sacrifica, sin importar que pase, parece difícil hacer esto, pero cuando se tiene el amor de Dios nada es imposible y menos sacrificarse por un amigo al cual se quiere mucho.
4. Fortaleza: El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de la amistad fortalece el ánimo. (Proverbios 27:9), un buen amigo además de estar junto a mi en los momentos difíciles, me da palabras de aliento y de fortaleza y me ayuda a cambiar mi ánimo para sentirme mejor.
5. Apoyo: En Eclesiastés 4:10, la palabra de Dios nos dice que, “Si caen, el uno levanta al otro…”, Es muy importante tener alguien a nuestro lado que nos apoye cuando tomamos una decisión difícil, o cuando caemos por no haber decidido lo mejor.
6. Me corrige: A veces creemos que un amigo no es bueno si nos corrige cuando hacemos algo mal hecho y por el contrario que un amigo es muy bueno si nunca nos dice nada cuando no hacemos lo correcto, pero en Proverbios 27:6, la palabra de Dios nos dice que “Más confiable es el amigo que hiere que el enemigo que besa”, una amistad no es la correcta si viendo que hago algo mal no me lo dice. Como buenos amigos debemos corregir y aceptar cuando nos corrigen.
7. Amor: Este punto reúne todas las características antes mencionas, en Proverbios 17:17, la Biblia nos dice que “”En todo tiempo ama al amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia”, debemos demostrarle a nuestros amigos cuanto los amamos para que en los tiempos malos podamos contar con ellos y hacerles ver que cuando ellos estén mal también pueden contar con nosotros.
Ya conocemos algunas de las características que se deben tener en cuenta a la hora de buscar o hacer nuevas amistades, escojamos bien para que nos vaya bien. Si ya tienes amigos que no cumplen con estas características y te están haciendo daño con su comportamiento y su forma de ser, se debe tomar una decisión muy importante que cambiará tu vida, hay que poner todo en manos de Dios y pedirle a Él que te ayude a terminar con esa amistad, talvez sea difícil pero Dios te dará la fuerza necesaria y te dará la oportunidad de escoger nuevas amistades que sí tengan la misma prioridad que la tuya.
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domingo, 4 de septiembre de 2011
¿Cómo formar niños y niñas con liderazgo positivo?
Si usted desea formar niños y niñas con un liderazgo positivo considere las siguientes recomendaciones:
1. Revise su estilo y patrones de crianza. Cuando un padre de familia tiene un patrón de crianza basado en la sobreprotección y el control hacia sus hijos probablemente limitará el potencial del menor, generando una relación de dependencia donde el hijo no podrá tener sus propios criterios para asumir sus decisiones, lo que se irá transformando en un sentimiento de inseguridad que le inhibirá en diversos estadios.
2. Participe a los hijos en los procesos de toma de decisiones. Es lo que se llama “Liderazgo democrático”, lo que no sólo modela un liderazgo efectivo sino que permite que los demás se involucren en la construcción de las soluciones generando a la vez un sentido de responsabilidad personal que muestran las personas con liderazgo. Sabemos que hay decisiones en un hogar que no son negociables pero existen en la cotidianidad familiar una serie de oportunidades para estimular en los hijos el liderazgo al construir en conjunto posibles soluciones.
3. Establezca una lista de deberes pero permita que los hijos las ejecuten según su estilo. El hecho de que un hijo tenga que cumplir con una serie de deberes le enseña desde temprana edad en la búsqueda de objetivos así como en la habilidad de organización personal, aspectos cruciales en el liderazgo. Sumado a lo anterior permita que en la ejecución de los deberes, los hijos establezcan su plan de acción limitando su función como adulto a establecer los plazos así como a su supervisar los resultados.
4. No reprima la iniciativa de los hijos. Aquellos patrones de crianza donde no se estimula la autonomía, la iniciativa y la creatividad, genera en los hijos un sentimiento de frustración y de temor que a la postre lesiona no sólo su autoestima sino su propia auto eficacia, la cual hace referencia al juicio que se hace de las propias capacidades. Aumente su tolerancia al error pues permitirle tomar la iniciativa es una excelente actividad para fortalecer la voluntad del menor. Aclare a la vez el margen de iniciativa y por supuesto los riesgos cuando sea necesario.
5. Utilice el reforzamiento verbal para estimular el liderazgo. Refuerce verbalmente a los hijos cuando han asumido un reto, han llevado una tarea, han cumplido con su deber, han tomado una decisión, etc. La mejor recompensa para cualquier persona es el elogio, más si se lleva a cabo en público, razón por la cual utilizar este recurso es crucial, eso si no olvide que a los hijos se les refuerza y se les ama por lo que SON y no por lo que HACEN, de manera tal que amplíe su concepto de liderazgo, no en función solo del LOGRAR sino del SER.
6. Ayúdele a sus hijos e hijas a encontrar su propósito en Dios: aunque esto no es asunto de una actividad aislada sino de un proceso continuo, es fundamental que usted logre estimular los dones y talentos de sus hijos con el fin de que puedan comprender el propósito de los mismos según la perspectiva de Dios, pues este si es el verdadero éxito de un líder: ejercitar sus dones y talentos bajo la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta.
escrito por Wagner Eduarte
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