En todo el mundo
los niños aprenden a hablar sin instrucciones precisas. La primera
palabra. Ese momento mágico, casi nunca pensamos por qué este momento
es tan mágico? Consideremos lo que está detrás de la elaboración de
la primera palabra. Dentro del proceso de desarrollo del lenguaje
infantil, la pronunciación del "ta-ta", "da-da" o "ga-ga", que el
bebe repite para alegría de sus padres incluso sin que nadie les enseñe
cómo hacerlo, representa la manifestación de las raíces del desarrollo
del lenguaje en los humanos.
“El lenguaje es un aprendizaje natural, que aparece gracias a
aptitudes específicas y se desarrolla con la interrelación social. La comunicación por medio del lenguaje es la mayor proeza de la especie humana”.
El niño (a) tiene
que destacar la palabra “pa pa” en medio de toda el habla que escucha
diariamente; también debe distinguir en dónde empiezan y terminan los
vocablos de las cascadas de palabras que derraman sobre él. El
problema del niño en este momento es similar, a lo que sucede cuando un
adulto viaja a otro país y no habla el respectivo idioma, pues
reconocer frases en los torrentes de oraciones que le llegan por todos
lados parece inútil. Las palabras que oye un turista no tienen comas
ni están separadas por espacios; de hecho, pareciera que la gente
habla con rapidez excesiva. Con toda esta situación, un niño
aproximadamente de 11 meses resuelve este problema y encuentra la
palabra papá y muchas otras.
Discernir papá es sólo una parte de la solución, el
segundo obstáculo al que el niño se enfrenta es resolver que significa
papá? Por último el niño tiene que hallar el modo preciso de acomodar
sus órganos articulatorios para pronunciar esa palabra. Saber utilizar
la boca es como tocar un instrumento complejo: si uno no toca el lugar
preciso, pronuncia una palabra totalmente diferente. Por tanto para
un niño el lenguaje es como un trabalenguas, y antes de que articule
esa primera palabra debe tener múltiples logros que le van preparando
el terreno para lograrlo.
¿Cómo es la comunicación del recién nacido?
El aprendizaje fetal integra los
cimientos de lo que los bebés hacen como recién nacidos. Así que los
bebés pueden oír, cuando el bebé nace no solo oye, sino también llora
y llora. La naturaleza los ha dotado con el llanto, potente
herramienta para atraer la atención. La cantidad de llanto aumenta
hasta que el bebé tiene aproximadamente dos meses y luego disminuye
(sirena biológica).
La naturaleza es maravillosa: los bebés lloran cuando
se sienten incómodos y nosotros nos sentimos mal al escuchar el
llanto, por lo que no es de sorprender que los padres intentarán
cualquier cosa por conseguir que el bebé deje de llorar. El llanto no
es un lenguaje, pero es una de las primeras formas que nos ayudan a
interpretar los sentimientos y necesidades del bebé, por lo que el
llanto junto con la sonrisa, comienzan el diálogo entre los padres y
los bebés, un diálogo que se irá refinando y enriqueciendo conforme se
desarrolla el lenguaje.
El silencio no es oro
. No hace mucho tiempo que los
especialistas del cuidado infantil recomendaban que se conservara al
bebé en ambientes silenciosos. Ahora se recomienda a los padres y
madres que conversen con ellos, que los toquen, que los abracen
tiernamente, con el fin de que obtengan suficiente estimulación
táctil. Ya que con esa estimulación natural ellos florecen.
Evolución de la adquisición del lenguaje en el bebé.
- Comunicación Prelinguística.
El niño, desde muy
temprano, presenta una gran atención al habla, especialmente a la de su
madre comunicándose con ella por ejemplo al voltear la cabeza cuando
escucha su voz. La primera acción comunicativa del niño es el llanto,
lo que a su vez incentivará a los padres a realizar alguna conducta. A
las 6 semanas el niño sonríe, a las 12 semanas sonríe cuando le hablan y
producen sonidos de carácter vocal. A las 20 semanas sus sonidos son
entremezclando consonantes.
A los 6 meses aparece el balbuceo y a los 8 se hacen más frecuentes
las repeticiones y hay estructuras de entonación que pueden indicar
emociones. A los 10 meses emite sonidos de juego como los gorgoritos y
realiza imitaciones de sonido. Al descubrir nuevos sonidos, los repite
“laleo o balbuceo”. Emite cadenas de sílabas. El balbuceo es como
armar un rompecabezas, cerca de los 8 meses se da el balbuceo
diferenciado donde se empiezan a utilizar distintas sílabas ensartadas
unas con otras.
El niño emite sus
primeras palabras al final del primer año, primero refiriéndose a
objetos y personas y luego a descripciones del ambiente. Estas primeras
palabras contienen pocos elementos fonéticos porque en general se
refieren a categorías muy amplias en cuanto a objetos y acciones.
Etapa 1.
Comienza a los 18 meses aproximadamente, se empiezan a formar frases
que tienen generalmente dos palabras pudiendo llegar a siete. El
lenguaje telegráfico es que las frases imitadas por el niño sufren un
proceso de reducción característico.
Etapa II.
El niño tiene un vocabulario de más de 50 palabras y utiliza elementos
que modifican el significado de las palabras, dando pluralidad y
tiempo, y estableciendo relaciones entre otros elementos. El niño, en
esta etapa busca patrones en el lenguaje.
Imitar los balbuceos
y gorgoteos que emite el niño sólo en los primeros meses; colocar sus
manos sobre nuestros labios entre seis y doce meses; y repetirle las
vocales exagerando la pronunciación.
Cuando en la familia existe un ambiente estimulante y
educativo que favorece el desarrollo lingüístico del niño estamos
contribuyendo a proporcionarle un instrumento que le facilitará la
adaptación social y su desarrollo personal. En general, todos los niños
requieren cierto grado de estimulación dentro del hogar para que el
aprendizaje del lenguaje se realice.
En el caso del lenguaje, la imitación produce un doble
efecto positivo en el niño. Por un lado se oye hablar a sí mismo, lo
cual lo ayuda a controlar sus emisiones y, por otro, escucha al adulto,
que lo motiva a ajustar las palabras a un modelo que le permitirá
corregir y mejorar su lenguaje poco a poco. De aquí la conveniencia
de hablar a los niños con claridad, sin ceder demasiadas veces a la
tentación de imitarlos, ya que si los pequeños escuchan continuamente
un modelo erróneo igual al que ellos producen
puede retrasarse la adquisición de un lenguaje correcto. Ocurre lo
mismo si tomamos sus defectos como una gracia, pues vamos a favorecer
la tendencia en el niño o niña a repetirlo igual y a reforzarle de este
modo una pronunciación defectuosa.
No es conveniente tampoco el uso continuado de
diminutivos, el niño de corta edad tiende a omitir la primera parte de
la palabra, por lo que puede llegar a hablar con una serie de “itos”
que evidentemente dificultarán la comunicación. Las designaciones
abreviadas y las onomatopeyas (guau – guau por perro) utilizadas como
medio de nombrar objetos producen el mismo efecto, además de entorpecer
el aprendizaje correcto de las palabras.
tomado de: http://www.elabcdelospadres.com/articulos/articulo4.html
Escrito por Nathalia Calderon Astorga