lunes, 23 de enero de 2012

Los Niños y el Elogio



"El elogio es una herramienta muy efectiva para motivar y crear un profundo sentido de autoestima, la cual es la cualidad más importante y delicada que un ser humano pueda poseer"
El niño debe desarrollar un sentido interno de confianza y valorarse como persona.

Al elogiar su conducta, usted lo ayuda a reconocer lo valioso e importante que es por el simple hecho de ser él mismo. El elogio es una herramienta muy efectiva para motivar y crear un profundo sentido de autoestima, la cual es la cualidad más importante y delicada que un ser humano pueda poseer.

Una manera fabulosa de aumentar la autoestima de su hijo es mediante el sueño. Ante todo, se debe establecer una hora formal de ir a la cama, un momento en el cual el nivel de energía y los niveles de resistencia se reduzcan y lleguen a la calma. La hora de dormir es probablemente la más importante del día de su niño. Puede comenzar con un baño como inicio del ritual. Después vendría la hora del cuento en la que el niño le lee una historia (si el niño es muy pequeño, le puede contar una historia por él inventada utilizando un libro como guía), luego usted puede leerle un cuento.

Es importante familiarizar al niño con la lectura lo más pronto posible puesto que la lectura y la autoestima van de la mano. La lectura es una ventaja vital y esencial para el bienestar psicológico de su hijo y para que este pueda desarrollar un concepto de su propio ser. Quizás, cuando los dos hayan leído, puedan tenderse en la cama abrazándose y acariciándose y puedan hablar de las cosas que pasaron en el día, bríndele seguridad, cántele canciones, métalo en la cama con muchos besos y abrazos. Después de unos 10-15 minutos de que se haya quedado dormido, regrese a él y siéntese a su lado. Susurre al oído mensajes tranquilizantes. Por ejemplo, "Pedro, aquí esta mami.

Quiero que sepas lo mucho que te quiero, eres un niño bueno y feliz. Me haces sentir muy contenta cuando te comes toda la comida, no peleas con tu hermana yverte reír..." Para este momento ya él habrá absorbido el mensaje, esto lo ayudará a dormir tranquilamente. La comunicación puede aumentar en gran medida la autoestima de su hijo. Elógielo por sus logros o simplemente por ser él mismo.

El elogio enseña a su hijo a ser positivo y a centrarse en lo bueno de su vida.

El niños y la televisión



"Mientras la televisión puede entretener, informar y acompañar a los niños, también puede influenciarlos de manera indeseable."

El mirar televisión es uno de los pasatiempos más importantes y de mayor influencia en la vida de niños y adolescentes. Los niños en los Estados Unidos miran la televisión durante un promedio de tres a cuatro horas al día. Para el momento en que se gradúan de la escuela secundaria habrán pasado más tiempo mirando televisión que en clase. Mientras la televisión puede entretener, informar y acompañar a los niños, también puede influenciarlos de manera indeseable.

El tiempo que se pasa frente al televisor es tiempo que se le resta a actividades importantes, tales como la lectura, el trabajo escolar, el juego, la interacción con la familia y el desarrollo social. Los niños también pueden aprender cosas en la televisión que son inapropiadas o incorrectas. Muchas veces no saben diferenciar entre la fantasía presentada en la televisión y la realidad. Están bajo la influencia de miles de anuncios comerciales que ven al año, muchos de los cuales son de bebidas alcohólicas, comidas malsanas (caramelos y cereales cubiertos de azúcar), comidas de preparación rápida y juguetes.
Los niños que miran demasiada televisión están en mayor riesgo de: Sacar malas notas en la escuela. Leer menos libros. Hacer menos ejercicio. Estar en sobrepeso. La violencia, la sexualidad, los estereotipos de raza y de género y el abuso de drogas y alcohol son temas comunes en los programas de televisión. Los jóvenes impresionables pueden asumir que lo que se ve en televisión es lo normal, es seguro y es aceptable. Por consecuencia, la televisión también expone a los niños a tipos de comportamiento y acititudes que pueden ser abrumadores y difíciles de comprender.

Los padres pueden ayudar a sus hijos a tener experiencias positivas con la televisión. Los padres deben de:
1. Mirar los programas con los hijos.
2. Escoger programas apropiados para el nivel de desarrollo del niño.
3. Poner límites a la cantidad de tiempo que pasan ante la televisión (a diario y por semana).
4. Apagar la televisión durante la horas de las comidas y del tiempo de estudio.
5. Apagar los programas que no les parezcan apropiados para su niño.
Además, los padres pueden hacer lo siguiente: no permitir a los niños mirar televisión por horas de corrido, al contrario, deben de seleccionar programas específicos para los niños. Seleccionen programas que sean adecuados para el nivel de desarrollo de su niño. Los programas de niños en la televisión pública son apropiados, pero las novelas, las comedias para adultos y los programas de conversación de adultos no lo son. Establezcan ciertos períodos cuando el televisor esté apagado. Las horas de estudio deben dedicarse al aprendizaje, no son para sentarse frente a la televisión mientras tratan de hacer la tarea. Las horas de las comidas son tiempo para conversar con otros miembros de la familia y no para mirar la televisión.

Estimule discusiones con sus hijos sobre lo que están viendo cuando están mirando un programa juntos. Señale el comportamiento positivo como la cooperación, la amistad y el interés por otros. Mientras están mirando, hágale conexiones con la historia, libros, lugares de interés y eventos personales. Hableles de sus valores personales y familiares y cómo se relacionan con lo que están viendo en el programa. Pidale a los niños que comparen lo que están viendo con eventos reales. Dejeles saber las verdaderas consecuencias de la violencia. Discuta con ellos el papel de la publicidad y su influencia en lo que se compra. Estimule a su niño para que se envuelva en pasatiempos, deportes y con amigos de su misma edad. Con la orientación apropiada, su hijo puede aprender a usar la televisión de una manera saludable y positiva.

viernes, 13 de enero de 2012

¿Cómo formar niños y niñas con liderazgo positivo?

!Estoy harta, tengo que repetirte mil veces las cosas para ver si acaso hacés algo!

Esta es una frase que retumba constantemente en nuestros hogares, dicho sea de paso no siempre los padres de familia hacen un alto en el camino para evaluar su fuente. Lo cierto del caso es que tiene que ver con el liderazgo personal y para comprobarlo respóndame estas preguntas, ¿cree usted que a un líder hay que recordarle con frecuencia lo que tiene que hacer?, ¿se imagina usted al Gerente de una empresa que la Junta Directiva tenga que recordarle sus obligaciones?, o bien ¿existirá algún médico que atendiendo un parto se le tenga que enlistar sus funciones?. La respuesta unánime: NO.

Soy del pensamiento que Jesús en sus años de ministerio al lado de sus discípulos estuvo interesado en que ellos desarrollaran su propio auto-liderazgo, Jesús tenía claro que no podía desarrollar una relación de dependencia ni mucho de sobreprotección pues EL tenía que completar su misión y eran los propios discípulos quienes deberían de ir por todo el mundo y “haced discípulos”. Jesús cada momento lo aprovechó para que sus discípulos estimularan sus dones y talentos y lograran desde ahí la influencia que aún somos testigos usted y yo tantos años después.


Si volvemos a la familia, puedo afirmar que el liderazgo se logra medir en los hijos e hijas desde sus primeros años de vida, entendiendo liderazgo entre otras cosas como la capacidad de influir, de asumir y decidir, de iniciar sin esperar, de organizar para alcanzar, claro está donde los resultados que se alcancen generen un beneficio grupal sin lesionar a terceros, de lo contrario estaríamos hablando de liderazgo negativo.

¿A cuál padre de familia no le gustaría formar un hijo o hija con liderazgo positivo?


La psicología moderna plantea que la labor de los padres de familia a través de la disciplina que ejercen hacia sus hijos e hijas “debería” tener como objetivo el desarrollo del autocontrol y de la auto-regulación, en otras palabras que los hijos e hijas por sí mismas aprendan a controlar sus actos y a decidir de manera acertada; sin embargo los patrones de crianza muchas veces se alejan de este objetivo, lo que a mediano y largo plazo puede limitar el potencial de liderazgo de las personas en formación.

Aquella discusión que ha permanecido por siempre sobre el liderazgo, ¿nace o se hace?, nos lleva a recordar algunas investigaciones desde la psicología social las cuales se han llevado a cabo de manera experimental y han brindado evidencias de que el liderazgo se hace, se hace desde una dinámica familiar sana donde los padres de familia tienen sus roles claros así como su propósito parental: formar hijos e hijas seguras de sí mismas.

Si usted desea formar niños y niñas con un liderazgo positivo considere las siguientes recomendaciones:

1. Revise su estilo y patrones de crianza. Cuando un padre de familia tiene un patrón de crianza basado en la sobreprotección y el control hacia sus hijos probablemente limitará el potencial del menor, generando una relación de dependencia donde el hijo no podrá tener sus propios criterios para asumir sus decisiones, lo que se irá transformando en un sentimiento de inseguridad que le inhibirá en diversos estadios.

2. Participe a los hijos en los procesos de toma de decisiones. Es lo que se llama “Liderazgo democrático”, lo que no sólo modela un liderazgo efectivo sino que permite que los demás se involucren en la construcción de las soluciones generando a la vez un sentido de responsabilidad personal que muestran las personas con liderazgo. Sabemos que hay decisiones en un hogar que no son negociables pero existen en la cotidianidad familiar una serie de oportunidades para estimular en los hijos el liderazgo al construir en conjunto posibles soluciones.

3. Establezca una lista de deberes pero permita que los hijos las ejecuten según su estilo. El hecho de que un hijo tenga que cumplir con una serie de deberes le enseña desde temprana edad en la búsqueda de objetivos así como en la habilidad de organización personal, aspectos cruciales en el liderazgo. Sumado a lo anterior permita que en la ejecución de los deberes, los hijos establezcan su plan de acción limitando su función como adulto a establecer los plazos así como a su supervisar los resultados.

4. No reprima la iniciativa de los hijos. Aquellos patrones de crianza donde no se estimula la autonomía, la iniciativa y la creatividad, genera en los hijos un sentimiento de frustración y de temor que a la postre lesiona no sólo su autoestima sino su propia auto eficacia, la cual hace referencia al juicio que se hace de las propias capacidades. Aumente su tolerancia al error pues permitirle tomar la iniciativa es una excelente actividad para fortalecer la voluntad del menor. Aclare a la vez el margen de iniciativa y por supuesto los riesgos cuando sea necesario.

5. Utilice el reforzamiento verbal para estimular el liderazgo. Refuerce verbalmente a los hijos cuando han asumido un reto, han llevado una tarea, han cumplido con su deber, han tomado una decisión, etc. La mejor recompensa para cualquier persona es el elogio, más si se lleva a cabo en público, razón por la cual utilizar este recurso es crucial, eso si no olvide que a los hijos se les refuerza y se les ama por lo que SON y no por lo que HACEN, de manera tal que amplíe su concepto de liderazgo, no en función solo del LOGRAR sino del SER.

6. Ayúdele a sus hijos e hijas a encontrar su propósito en Dios: aunque esto no es asunto de una actividad aislada sino de un proceso continuo, es fundamental que usted logre estimular los dones y talentos de sus hijos con el fin de que puedan comprender el propósito de los mismos según la perspectiva de Dios, pues este si es el verdadero éxito de un líder: ejercitar sus dones y talentos bajo la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta.

escrito por Wagner Eduarte

lunes, 2 de enero de 2012

Establecimiento de normas y límites

La responsabilidad en los niños depende de la capacidad de estos de entender y respetar las normas y límites. Por ello es necesario que al establecer normas y límites estos sean muy claros y razonables, que den seguridad al niño, al tiempo que le ofrezcan, en la medida de lo posible, alguna libertad de elección según su edad.
Las normas son necesarias porque sin normas no hay seguridad, ni equilibrio, ni estabilidad, ni inclusión, ni convivencia. Sin normas no hay sociedad, ni empresa, ni familia, ni colegio. A falta de reglas, el caos y la anarquía no tardan en ser una realidad.

Asimismo, es fundamental que el niño, sepa qué es exactamente lo que se espera de él en cada momento, por ejemplo, en el colegio o en casa. Esto le dará confianza y sabrá hacia dónde dirigir sus acciones.

No consiste en imponer a los niños todo un paquete de normas y límites que deberán acatar sin más. Conviene explicarles el porqué de la necesidad de las mismas, y enseñarles a respetarlas, para que las entiendan, las valoren y, sobretodo, las acepten.
Las normas y límites establecidos deberían cumplir unos requisitos básicos:

• Que sean sencillas y simples. Es imprescindible huir de lo complicado.

• Que sean justas.

• Que tengan un fin. Es decir, que el no cumplimiento de estas normas y límites conlleve unas consecuencias previsibles.

• Que se apliquen de forma coherente y en su momento con puntualidad.

• Que se puedan explicar, consensuar y negociar cuando sea el caso.

• Que se hagan respetar y se comprendan.

• Que estén acorde a las características particulares de cada niño y familia, por ejemplo, la edad, etapa de desarrollo y personalidad.

En la familia, la participación de los padres en el establecimiento de normas y límites, y la aplicación de ambos bajo el mismo criterio es importante para dar sentido y coherencia a la disciplina en casa y evitar que el niño se desoriente. Los niños deben conocer, aprender y respetar en su entorno familiar normas y límites que serán bastante similares a los que posteriormente encontrará en la sociedad en la que vive.

Trasmitir valores a los niños

"Consejos para transmitir valores a los niños"

Los valores son los principios que rigen el comportamiento humano y social. Los valores establecen una pauta para una buena convivencia social. Cada sociedad potencia sus propios valores a partir de unas normas no escritas que se inculcan a través de las relaciones sociales.

Algunos valores son: la solidaridad, la cooperación, la honestidad, la humildad, el trabajo, la familia, la tolerancia, el amor, la compasión, etc.

En estos últimos años llegan a los medios de comunicación actos violentos y vandálicos hechos por adultos y por adolescentes. Estas noticias ponen sobre la mesa la necesidad de enseñar y trasmitir valores a los niños desde la familia y el colegio en pro de una mejor convivencia:

• Los padres deben ser coherentes entre lo que dicen y lo que hacen. Por ejemplo, si se pretende potenciar los valores familiares y se le explica lo importante que es el amor y el apoyo familiar pero acto seguido se descuidan a los abuelos. El niño no recibirá el mensaje oral, sino el mensaje no verbal.

• Los niños deben ver en sus padres un reflejo de los valores que van a adquirir, de modo que el niño aprenderá la solidaridad de padres solidarios, el respeto de padres respetuosos, la honradez de padres honrados, etc.

• Conviene reforzar los valores, aunque se considere que el acto es normal se lo debe felicitar, de modo que se lo felicitará cuando coopere, cuando sea justo, cuando sea respetuoso, etc.

• Elegir cuidadosamente los libros, juguetes, videojuegos que se les compran a los niños. Actualmente existen multitud de libros y cuentos para todas las edades que refuerzan los distintos valores.

• Discutir los sucesos que pasan a su alrededor adaptándolos al nivel de comprensión del niño y aprovecharlos para que aprendan. Aprovechar los dibujos animados, los videojuegos, etc. que le gusten al niño para sacar moralejas. De todos ellos se puede sacar aprendizajes y valores.

Es básico que para transmitir valores a los niños, los adultos tengan incorporados estos valores y cada uno en la medida de sus posibilidades trabaje para potenciarlos, consiguiendo así, de forma inconsciente, que los niños aprendan a su vez nuevos valores adaptándolos en la sociedad a la que les toca vivir.